Un día como hoy, pero de 2009 moría el escritor uruguayo Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno, o mejor conocido como Mario Benedetti.
El escritor es una de las figuras más relevantes de la literatura uruguaya de la segunda mitad del siglo XX. Benedetti desarrolló una literatura realista, de escasa experimentación formal y referente al tema de la burocracia pública, a la cual él mismo pertenecía.
Sus escritos hicieron eco de la angustia y la esperanza de amplios sectores de la sociedad por encontrar salidas socialistas a una América Latina subyugada por represiones militares.
Benedetti incursionó en el periodismo y además es autor de cuentos, novelas y poemas, entre los que sobresalen “El cumpleaños de Juan Ángel”, “La tregua”, “Gracias por el fuego”, “El escritor latinoamericano y la revolución posible” y “Montevideanos”.
El poeta dejó un nutrido legado literario. Su última obra publicada es el poemario “Testigo de uno mismo”, que está marcado por la melancolía de la muerte, así como por la soledad ya que perdió a su esposa en el 2006.
Te presentamos algunas frases incluidas en publicaciones de Mario Benedetti:
Porque tú siempre existes dondequiera, pero existes mejor donde te quiero”, Corazón coraza y otros poemas, 1997.
La mariposa recordará por siempre que fue gusano”. Inventario tres: poesía completa, 2003.
Todo es adrede… todo hace trizas el alma”. Vivir Adrede, 2007.
Quién lo diría, los débiles de veras nunca se rinden”, Rincón de Haikus,1999.
Compañera usted sabe puede contar conmigo, no hasta dos o hasta diez sino contar conmigo”. Antología poética, 1984.
De todas aquellas manos, la suya era la única que me transmitía la vida.” La tregua, 1960.
Tengo la horrible sensación de que pasa el tiempo y no hago nada y nada acontece, y nada me conmueve hasta la raíz”. La Tregua, 1960.
Si Dios fuera mujer no se instalaría lejana en el reino de los cielos”, El olvido está lleno de memoria, 1995.
Posiblemente me quisiera, vaya uno a saberlo, pero lo cierto es que tenía una habilidad especial para herirme”. La tregua, 1960.
Mi estrategia es que un día cualquiera no sé cómo ni sé con qué pretexto por fin me necesites”. Táctica y estrategia, 1984.
Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida”, Rincón de Haikus, 1999.
Es casi ley, los amores eternos, son lo más breves.
Tus ojos son mi conjuro contra la mala jornada.
Lo nuestro es ese indefinido vínculo que ahora nos une.
Ya casi es hora de que empiece a dedicarte mi insomnio.
Los sentimientos son inocentes como las armas blancas.
Hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio.
Ojalá que la espera no desgaste mis sueños.
Un pesimista es solo un optimista bien informado.
Creo que la vida es un paréntesis entre dos nadas. Soy un ateo. Creo en un dios personal, el cual es la consciencia, y eso a lo que tenemos que rendir cuentas cada día.
Siempre ando de mal genio. Yo qué sé. Como si me sintiera incómodo conmigo mismo.
La verdadera división de las clases sociales habría que hacerla teniendo en cuenta la hora en que cada uno se tira de la cama.
Cada vez que te enamores no expliques a nadie nada, deja que el amor te invada sin entrar en pormenores.
De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo: de la derecha cuando es diestra, de la izquierda cuando es siniestra.
Nacemos tristes y morimos tristes, pero en el entretiempo amamos cuerpos cuya triste belleza es un milagro.
Un abogado con cartera puede robar más que mil hombres armados.
Si alguna vez me suicido, será en domingo. Es el día más desalentador, el más insulso.
Se que voy a quererte sin preguntas, sé que voy a quererte sin respuestas.
No sé tu nombre, sólo sé la mirada con que me lo dices.
Que el mundo y yo te queremos de veras, pero yo siempre un poquito más que el mundo.
También siento un leve resquemor frente a lo cursi, y a mí lo cursi me parece justamente eso: andar siempre con el corazón en la mano.
El amor es una palabra, un pedacito de utopía.
Usted no sabe cómo yo valoro su sencillo coraje de quererme.
No me tientes, que si nos tentamos no nos podremos olvidar.
Así estamos, cada uno en su orilla, sin odiarnos, sin amarnos, ajenos.
Lo que más me gusta de vos es algo que no habrá tiempo capaz de quitártelo.
Acá hay tres clases de gente: la que se mata trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse.
No sé por qué, pero hoy me ha dado por extrañarte, por echar de menos tu presencia. Alguien me dijo que el olvido está lleno de memoria.
Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas de pronto cambiaron todas las preguntas.
Yo amo, tú amas, el ama, nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman. Ojalá no fuese conjugación sino realidad.