Una novela sobre el engaño y la intolerancia

Entramos a “una época de sombras”, dice en entrevista el novelista mexicano que publica Vendrán por ti, su nuevo título

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Una novela sobre el engaño y la intolerancia. David Martín del Campo hurga en “esa parte oscura que todos tenemos” y que, tarde o temprano, “empieza a dominar nuestras vidas” para confeccionar la novela Vendrán por ti (Océano, 2019), en la que el protagonista es un escritor que duda si él narra la historia dentro de la historia o es el mismo demonio.

Es el anuncio de que estamos entrando a una época de sombras, de la que no se sabe si vamos a salir indemnes. Vivimos la época que metafóricamente está escribiendo el Diablo, el fin de la razón y del imperio de la humanidad”, afirma el narrador en entrevista.

Matías Verduzco, el personaje principal, se atreve a afirmar en su libro Buscando a Guadalupe que la copia que existe de la Guadalupana es una impostura, por lo que comienza a ser perseguido por los fanáticos de la Virgen, quienes lo amenazan de muerte y no lo dejarán sin importar a dónde se esconda.

Así, el narrador hurga, desde un ángulo singular, en el fenómeno de la persecución, el exilio, la huida. “Reflexiono sobre de qué manera el rechazo a las ideas del prójimo te puede llevar a buscar la eliminación física de tu oponente”.

El protagonista opta por un exilio personal y viaja a París y España. “Se reduce a cero y desaparece en el cosmos. Pero en el Camino de Santiago conoce a Claudine Chifflet, una mujer mayor que él de quien se enamora. Y lo que era una novela maldita, se vuelve amorosa, luminosa, erótica. Así, la amante desbanca a Matías y se transforma en el personaje principal de la segunda parte de la novela”.

El autor dice que Matías se fuga para salvar su vida. “Pero, al mismo tiempo, el viaje le permite reflexionar sobre su propia existencia, en torno a su realidad familiar. Él va cargando las cenizas de su madre, las lleva en una caja de galletas y debe esparcirlas en los mares del norte de España.

En el trayecto se le revela la personalidad secreta del padre, un ser odioso que era un pensador de izquierda muy reconocido, amigo de José Revueltas y Renato Leduc, héroe de la Guerra Civil española. Pero resulta que todo es mentira. Se da cuenta de que es hijo de un impostor”, agrega.

El periodista nacido en 1952 detalla que, cada vez que avanza, el personaje encuentra una nueva revelación. “Es una lucha entre los que creen que las imágenes deben prevalecer y los que consideran que hay que arrasar con todos los símbolos que significan el pretérito, que fue el movimiento de los iconoclastas en los siglos III y IV de nuestra era. Eso vuelve a existir en los regímenes que quieren arrasar con todo lo anterior, con todo el pensamiento que no es propio”.

Añade que los tiempos modernos deberían estar marcados por la tolerancia a todo tipo de ideas. “Pero pareciera que hay un primitivismo imperante en el siglo XXI que nos está haciendo intolerantes en todos los sentidos. De pronto, nos volvemos víctimas de estos personajes y quisiéramos que hubiera espacios de tolerancia, como el arte, reducto de la inteligencia y la sensibilidad humanística”.

Por esta razón, Martín del Campo dedicó un libro a esta problemática. “En cada novela me propongo una exploración de las ideas y la geografía. Para mí, la novela es una olla podrida donde cabe todo. Patatas, codornices, chorizos, cebollas, lo que encuentras; poesía, dato histórico, investigación hemerográfica, listas, todo cabe. De ese hervor, sale un guiso exquisito”.

En Vendrán por ti caben los gatos muertos, las cruces de sal en mitad de la cama, las amenazas de muerte escritas con torpeza, la Virgen de Guadalupe, los intelectuales mexicanos, el Diablo y hasta las estrellas de Chernóbil. Todo con el trasfondo de la impostura y “con personajes apasionados, valientes, que se hacen preguntas, porque la novela lo cuestiona todo”, indica.

El autor confiesa que tiene varias novelas guardadas, aunque no sabe todavía cuál será la próxima que publicará. “Una hurga en la tragedia de los fotógrafos que vieron desaparecer la empresa Kodak, cuando en 2003 dejó de producir los rollos de película, marcando un cambio de época. Y otra habla de la historia de México, a partir de la reconstrucción de un crucifijo que había traído Cristóbal Colón en su último viaje a América”.