El número de muertes relacionadas con el sida el año pasado cayó a 770 mil, un tercio menos que en 2010, anunció ayer la ONU, aunque advirtió que los esfuerzos mundiales para erradicar la enfermedad están estancados.
Al menos tres de cada cinco seropositivos en el mundo —23.3 millones de 37.9— reciben tratamientos antirretrovirales, precisó Onusida en su informe anual.
Estos tratamientos llegan a diez veces más enfermos que a mediados de los 2000.
La cifra de muertes del año pasado es algo inferior a la de 2017 (800 mil) y un tercio menor que la de 2010 (1.2 millones). Y está muy por debajo de la registrada en 2004, cuando el virus mató a 1.7 millones de personas.
El número de nuevas infecciones se mantiene estable respecto de los años precedentes (1.7 millones).
Onusida advirtió que en varias regiones del mundo la situación es alarmante.
En Europa del Este y en el centro de Asia el número de nuevas infecciones se disparó 29% desde 2010. También, el número de fallecimientos aumentó cinco por ciento en esas zonas y nueve por ciento en Oriente Medio y el norte de África.
En el caso de América Latina, la tasa de nuevos contagios creció siete por ciento. Chile es, con 34%, el país de la región donde más aumentaron los casos, seguido por Bolivia (22%), Brasil y Costa Rica (21 por ciento).
Aumentaron en Uruguay (nueve por ciento), Honduras (siete por ciento), Guatemala (seis por ciento) y Argentina (dos por ciento). En México la tasa se mantuvo estable.
Onusida advirtió que el financiamiento para eliminar esta enfermedad está reduciéndose. “Por primera vez desde el 2000, los recursos disponibles para la lucha global contra el sida bajaron”, alertó Gunilla Carlsson, responsable en funciones de Onusida.