Eddier Gerardo Ovando, alumno de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, resaltó que con envases de plástico se pueden obtener bloques para construcción, resistentes y ligeros
A partir de envases plásticos de alimentos y bebidas (PET) y de productos de limpieza de hogar y químicos industriales (HDPE), un estudiante mexicano de la carrera de ingeniería mecánica, diseñó ladrillos aptos para construir casas.
En su trabajo de investigación para la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), el estudiante Eddier Gerardo Ovando Garciliano mencionó que los materiales se muelen en granos de 0.3 a 3.0 milímetros que poseen condiciones óptimas para generar bloques para construcción, resistentes y más ligeros.
Además del PET y el HDPE, agregó a la molienda, el plástico fuerte que se encuentra en algunas botellas, bolsas o muebles (LDPE) y desarrolló el proyecto “Blocks de Plástico, para la edificación de casas y construcciones”.
Al utilizar un material que es tan abundante y difícil de degradar naturalmente, se garantiza una forma segura de reducir el porcentaje de los plásticos PET, HDPE y LDPE en los ecosistemas y al mismo tiempo se puede frenar la extracción de arena de los ríos y las playas por parte de las empresas constructoras”.
Explicó que radica en una ranchería alejada de la zona urbana, y que su objetivo es contribuir a limpiar su comunidad y reducir el impacto ambiental que generan los desechos plásticos en el ecosistema.
Cada día se tiran toneladas de basura en las calles y los ríos. Tan solo en mi localidad en un radio de dos kilómetros, entre mis sobrinos y yo recolectamos en un solo día más de una tonelada de basura y solo en botellas tipo PET y HDPE”, dijo al Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT).
Describió que el “block” de la mezcla cemento-plástico es una buena opción para la construcción de casas pues sus características de resistencia y su precio son similares a las de un block convencional con la diferencia de que este es mucho más ligero.
Recordó que un block común pesa entre 14 y 15 kilogramos y su precio ronda los siete pesos con 80 centavos, mientras que de plástico pesa entre siete y ocho kilogramos y tendría un costo aproximado de nueve pesos, que podría bajar aún más, según el tabasqueño.
Por esta investigación, Ovando Garciliano recibió el premio en el reto Medio Ambiente del concurso Vive conCiencia 2017, certamen dirigido a estudiantes de universidades públicas y privadas organizado por 42 instituciones y coordinado por el FCCyT.