México siempre se ha caracterizado por brindar asilo político. Por citar algunos ejemplos.
El 17 de diciembre de 1909, el presidente Porfirio Díaz envió un cañonero para traer al derrocado presidente Zelaya de Nicaragua, después de su dimisión al gobierno, después este partiría a Paris.
Los exiliados españoles republicanos fueron recibidos con los brazos abiertos por Lázaro Cárdenas entre 1934 y 1940. Huían de la guerra civil y del franquismo, Luis Echeverria Alvarez, brindo asilo político a cientos de chilenos después de la muerte y golpe de estado a Salvador Allende, en ese entonces presidente de Chile.
Sin ser asilados políticos Fidel Castro Ruz y Ernesto “Che” Guevara, también tocaron tierras mexicanas. Presidía México, Adolfo Ruiz Cortines.
Lo anterior por la inquietud de un nuevo hecho, el de Juan Evo Morales Ayma, que se resguardara en México, durante un tiempo.
Se han desatado muchos comentarios a favor y en contra de este hecho.
En lo personal me pregunto, traerá beneficios a nuestra nación o perjuicio, el asilar a un mandatario que en este momento ha sido “besado por el diablo”. Lo refiero porque “míster” Juan Evo, después de llevar a la “gloria” a su nación (económica y socialmente), no midió su ambición y no le bastaron tres lustros ejérciendo el poder. Quiso perpetuarse en el mismo, por quien sabe cuántos años más. No visualizando que los pueblos también se cansan (recordando a don Porfirio Diaz, como héroe o villano).
En esta historia entra a colación nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, ni tarde ni perezoso, oprimió antes que otros mandatarios el botón, para ganarles el tirón y enviar por Juan Evo y traerlo a la tierra del pulque.
Espero y esto no traiga consecuencias con nuestros vecinos del norte (nuestros vecinos distantes), con quienes nos sale más caro el caldo que las albóndigas. Solo recordar el costo para México, de haber dejado las puertas abiertas de nuestras fronteras al sur, por unos meses.
Con todo respeto creo que Andrés Manuel, debe enfocarse a resolver los problemas internos (graves, por cierto) de nuestra nación y dejar de estar volteando al centro y sur de Latinoamérica, buscando liderear la América Latina.
Recuerdo a mi abuela decir en ocasiones, eres “candil de la calle y oscuridad de tu casa” y también recuerdo otro dicho que aquí se aplicaría, “el que mucho abarca poco aprieta”.
José Luis Rodríguez Chávez