Recientemente se ha visto rodeado de reconocimientos como el Globo de Oro como Mejor Director por la cinta La forma del agua y Guillermo del Toro agradece este y otros premios a sus raíces mexicanas.
En entrevista con Yuriria Sierra para Imagen Televisión, el cineasta señaló que la manera que tiene de concebir la vida y, por ende, sus películas, se lo debe a nuestro país, en el que desde hace mucho no radica, pero en el que siempre piensa.
“Me dicen que hago películas americanas, pero hago en todos lados y son cintas que vienen de ser mexicano. El contraste entre lo oscuro y lo bello, lo triste y lo alegre, viene de muy adentro y de mi esencia mexicana. No se pueden conjugar estas cosas de esta manera si no se tiene una raíz y un aliento totalmente mexicano”, dijo.
En ese sentido, destacó que por ello toma con humildad los reconocimientos.
“Los premios son una gratificación bonita de los colegas, de la crítica, de un festival, pero la labor principal se hace por la historia misma, por el público; los premios a veces suceden como ahorita y hay que ser humilde y agradecido.
“Cada película que haces sientes que va a conectar y la realidad es que no, porque no todas lo hacen. Algunas están adelantadas o atrasadas a su tiempo. Cuando la sincronía va con la película se sabe que es el esfuerzo, la dedicación y la fortuna de que coincida. Es una alquimia y hay que estar agradecido”, indicó.
De acuerdo con Del Toro, La forma del agua es una de sus cintas más importantes, porque viene de lo más profundo de su esencia.
“Es una película muy personal, que me tocó el alma, que viene de muy adentro.
Necesitaba hacerla y propone un cambio narrativo en las cosas que yo hago. Al mismo tiempo da una conclusión a la síntesis de lo que hago, pero también con una dirección nueva.”
“La idea era enseñar que ahorita en estos tiempos que corren, sobre todo uno siente cómo se habla con gran encono hacia la otredad, hacia “entre comillas”, el otro y la cinta trata de proponer la idea de que todos somos los otros”.
La película relata lo ocurrido en 1962, con una empleada de limpieza, muda, y su colega, quienes trabajan en un laboratorio del gobierno, donde descubren una criatura anfibia en un tanque de agua. La limpiadora, por su soledad, hace amistad con la criatura, y se enamora.
“Viene de tratar de provocar en la gente la empatía y ver el sufrimiento de la criatura, ver cómo ella se rebela a los ojos de ciertos personajes, cómo es una criatura de origen divino, hermosa, y para otras es un ser deleznable o que no merece consideración emocional o física. Y es el mismo, por ello intenta generar empatía”, agregó.