Alfredo cursa el sexto año en la Escuela Nacional Preparatoria No. 5 “José Vasconcelos”. Vive en el cruce que conforman calle Atletas y Tenis, en la Country Club Churubusco, alcaldía Coyoacán.
Para su traslado a la escuela gasta en pasajes 24 pesos diarios. “Si uso el Metro, Tren Ligero y el micro, me echo los 26 pesos”, comenta.
A ello le suma “una ‘guajolota’ de 12 pesos o unos tres canastos (tacos) por 15 pesos… si quieres otra cosa, le buscas, pero no hay más que para dos tacos de guisado por 16 pesos, un burro por 14 pesos o tres ‘hochos’ por 15 pesos; las ‘quecas’ y las ‘gordas’ te salen en ocho pesitos. Ya entrados, te avientas la Coca de medio de nueve pesos”.
Alfredo se gasta en promedio por día entre 36 a 49 pesos. “A la semana me ‘chingo’ los 250 pesos. En casa me dan 180. Tengo la beca Benito Juárez, de los mil 600 que dan cada bimestre agarro 560 pesos para completar. Libres me quedo con mil pesos para el celular, el cine, una salida, que nunca falta, la fiesta”, menciona.
¿SE PODRÁ SOBREVIVIR COMO ESTUDIANTE CON $35 AL DÍA?
Si es en puros pasajes, sí. Por día pago 26 pesos en camiones. Hasta me sobran nueve pesos”, dice Lupita, quien vive por Avenida Reforma, en Lomas de San Lorenzo, alcaldía Iztapalapa y estudia en el Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Sur.
Me llevo mi agua, una manzana o alguna fruta. Trato de no gastar, pero siempre me llevo 30 pesos por si se ofrece para las copias”.
Lupita también cuenta con la beca, pero esos mil 600 pesos “los agarro para ropa, que las colonias, zapatos”, comparte.
LOS $30 PA’ LAS TORTAS
Ulises asiste a la Escuela Nacional Preparatoria No. 1 “Gabino Barreda”. En traslados no gasta nada. “Me dan 30 pesos. Me dicen que pa’ no sufrirla, pero si no me dieran, igual no pasa nada”.
Ulises vive a 10 minutos del plantel, “agarro mi bici y me lanzo, pero hay que tener cuidado con los microbuseros porque luego se te avientan”.
Reconoce que pese a que vive cerca, es algo flojo y llega tarde a la primera clase. “Uno no se despierta, pero no pasa nada, no he reprobado”.
Los 30 pesos que le dan, “son pa’ las tortas, lo que se te atraviese, no está de más”. Lo de la beca lo emplea en comprar ropa, “que los tenis, la salida con mi novia, ahí se esfuma”.
TIPS DE LA CONDUSEF
Sin importar la universidad a la que asistas o la carrera que curses, habrás notado que ser estudiante universitario no es nada fácil, sobre todo para lidiar además de los exámenes y tareas complicadas, con una economía limitada.
Como estudiante también debes afrontar una serie de gastos: comprar libros, sacar fotocopias, transporte, comida, de vez en cuando comprar algo de ropa, zapatos o bien, pagar renta, o salir con tus amigos, entre otros.
La situación se complica si decides ir a estudiar a una universidad en otro estado del país y más si para sostener tus estudios tienes que trabajar.
La planeación de tus recursos, por tanto, tiene que ser efectiva; debes tomar en cuenta la etapa de vida en la que te encuentras y las necesidades específicas que tienes.
Tómalo con calma y haz como dice el refrán: “al mal tiempo buena cara”, la universidad puede ser una buena oportunidad para que aprendas a administrar tus recursos y ¿por qué no?, para comenzar a poner en orden tus finanzas personales.
Ten presente que todo cuesta dinero en esta vida, hay gastos que pueden ser mayores o menores y tú como universitario, no estás exento. Si quieres salir bien librado en esta etapa, sigue las siguientes recomendaciones.
Lo primero que tienes que hacer cada que obtengas tus recursos, es armar un presupuesto, así como tener la decisión de no gastar de más, sobre todo en cosas que no te sean prioritarias, por ejemplo:
La comida chatarra que consumes mientras estudias.
Las salidas a comer con los amigos.
Los cafés entre clase y clase.
Ir al cine cada semana.
Refrescos y golosinas.
A todos esos les llamamos gastos hormiga; son cosas en las que terminas gastando mucho más de lo que crees.
Si bien es complicado eliminar este tipo de gastos, sí es posible reducirlos, por el bien de tu bolsillo y salud.
También puedes empezar por revisar cuánto gastas a la semana desayunando o comiendo en la cafetería de tu escuela, o en algún restaurante, verifica cuánto podrían mejorar tus finanzas si preparas la comida en casa.