El presidente Alberto Fernández emitió un decreto prohibiendo a toda la ciudadanía abandonar sus hogares con la excepción de salir a comprar alimentos o medicinas, hasta el 31 de marzo.
La orden de cuarentena obligatoria entró en vigencia a partir de la medianoche de este viernes.
“Deberán someterse al aislamiento social preventivo y obligatorio”, declaró el mandatario. “Eso quiere decir que, a partir de ese momento, nadie puede moverse de su residencia. Todos tienen que quedarse en sus casas”.
Fernández hizo el anuncio de cuarentena obligatoria para controlar la propagación del coronavirus durante una rueda de prensa en la capital, Buenos Aires.
El presidente explicó que era hora de que se entendiera que lo hacían para el bien de todos los argentinos. Añadió que “vamos a ser absolutamente inflexibles” y que la persona que no pueda explicar la razón de estar en la calle se verá sometida a las sanciones que el código penal prevé, advirtió.
Fernández reconoció que necesariamente habrá una lentitud económica pero llamó a la “tranquilidad” a los sectores informales y los autónomos, para quienes el gobierno anunciará medidas en los próximos días.
Hasta el momento, Argentina ha registrado 128 casos confirmados de coronavirus y tres personas han muerto de la enfermedad covid-19.
Otros países de la región han adoptado una serie restricciones para controlar la propagación del virus. Brasil ha cerrado todas sus fronteras con países vecinos, excepto con Uruguay. Colombia prohibió la entrada de vuelos internacionales al país (a partir del lunes) y en Perú hay toque de queda durante la noche.
El anuncio que realizó el presidente Fernández en la noche del jueves 19 de marzo buscó garantizar la efectividad de la cuarentena que ya había ordenado -aunque de forma voluntaria- el pasado domingo.
A pesar de aquel pedido del gobierno, muchos argentinos, en especial en la capital, Buenos Aires, hicieron caso omiso, y los noticieros locales mostraron las imágenes de trenes y buses colmados de pasajeros.
También se vio la larguísima caravana de autos que se dirigía hacia los balnearios al sur de la capital, para pasar allí el próximo fin de semana que será de cuatro días, ya que el lunes y martes son feriados.
Fue para frenar todo este movimiento que el presidente decidió hacer obligatoria la cuarenta, que ya había sido decretada hasta el 31 de marzo.
Advirtió que quienes sean hallados en la vía pública sin una justificación válida (ir a comprar comida o medicamentos) serán penalizados.
Para incentivar que la gente se quede en casa, y ayudar a quienes seguían saliendo a la calle para ir a sus trabajos, el presidente informó que se agregarán dos feriados al período de cuarenta.
Para ello, se adelantó el feriado del 2 de abril (por el Día de las Malvinas) al martes 31 de marzo, y ese lunes fue decretado “feriado puente”.
Esto seguramente aliviará a muchas personas, en especial a muchas mujeres que, desde que se anunció el cierre de los colegios el pasado 15 de marzo, debían balancear sus compromisos laborales con el cuidado de sus hijos (más las tareas domésticas y los deberes enviados por muchos colegios para hacer por internet).
Sin embargo, para el 40% o más de los argentinos que dependen de la economía informal, esta cuarentana será un durísimo golpe (más allá de las ayudas que anuncie el gobierno en los próximos días).
Lo mismo para quienes tienen comercios o PyMes considerados “no esenciales” -que deberán permanecer cerrados- y que ya antes de la llegada del coronavirus padecían fuertemente la crisis económica que asola a Argentina desde 2018.
En ese sentido, muchos se preguntan no sólo cuál será el impacto del covid-19 en la salud de los argentinos -con el agravante de que se viene el frío-, sino cómo sobrevivirá este endeble país al golpe económico que supondrá esta pandemia.