Estadios convertidos en hospitales

Varios recintos deportivos alrededor del mundo han abierto sus puertas para sumar esfuerzos en la lucha contra el COVID-19, ya como zonas para atender pacientes o recabar material sanitario

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De ser sede de las pasiones, los estadios del mundo se han convertido en campamentos ante la lucha contra el COVID-19. Desde hospitales hasta centros de detección del virus refugian a la sociedad en ausencia del deporte.

Son cada vez más las instituciones deportivas que ofrecen sus instalaciones ante el impedimento de poder realizar eventos masivos, elevando la capacidad de sus respectivos países en la búsqueda por neutralizar la pandemia.

Monumentos del futbol como el Estadio Maracaná o el Santiago Bernabéu le han abierto sus puertas al sector salud. El gigante brasileño sostiene un hospital de campaña en Río de Janeiro, una de las ciudades brasileñas más golpeadas por el virus, mientras la casa del Real Madrid se ha convertido en un almacén de material sanitario.

En Argentina han emulado estas acciones los dos equipos más importantes del país. River Plate y Boca Juniors pusieron a disposición de las autoridades los estadios Monumental y la Bombonera para atender las necesidades.

También en Sudamérica, el Estadio Centenario, de Montevideo, ha sido habilitado para albergar a los uruguayos de bajos recursos, sin hogar y con enfermedades de inmunodeficiencia o problemas físicos ante la amenaza del COVID-19, mientras en Sao Paulo, el Estadio Pacaembú concentra 200 camas para atender a portadores del virus de baja complejidad, para que, de esta manera, los hospitales puedan concentrarse de lleno en los pacientes de mayor gravedad.

Los inmuebles de Estados Unidos tampoco tardaron en aportar sus postales de ayuda.

El Centurylink Field, de los Halcones Marinos de Seattle, de la NFL, fue acondicionado con los estándares de un hospital militar, con zonas de cuidados intensivos, quirófanos y sectores de rehabilitación, mientras otros edificios, como la antigua casa de los Reyes de Sacramento, de la NBA, el Sleep Train Arena, está en proceso para recibir 390 pacientes.

El recinto que hasta el momento tendrá el mayor aforo será el Principality Stadium, en Gales. La sede de la final de la Champions League de 2017 tendrá dos mil camas.

Por su parte, la Villa Olímpica de Tokio 2020 podría ser usada como un hospital temporal, dijo en días pasados Yuriko Koike, gobernadora de la capital japonesa. El desarrollo, con espacio para 15 mil atletas, es una de las opciones para recibir a aquellos diagnosticados con el COVOD-19.

Los espacios y explanadas de tener los recintos deportivos ofrecen múltiples funciones y beneficios. Muchos se han transformado en centros de diagnóstico, como el Citizens Bank Park, de Filadelfia, casa de la novena de los Filis, de las Grandes Ligas, o el Hard Rock Stadium, de los Delfines de Miami, de la NFL, a donde se hacen pruebas.

En más de la NFL, el TIAA Bank Field, de los Jaguares de Jacksonville, y el FedEx Field, de los Pieles Rojas de Washington, fungen también puntos de detección.

Lo mismo en Dublín, la capital de Irlanda, en donde el Estadio Croke Park, sede de deportes nacionales como el hurling, es ahora una especie de drive-thru, en donde se ingresa en auto para una prueba.

El deporte blanco también se ha unido al apoyo. El complejo del US Open, el Billie Jean King National Tennis Center, se transformará en un espacio hospitalario a petición de la Oficina de Manejo de Emergencias de la Ciudad de Nueva York.

Por otra parte, en Perú, la Villa Panamericana de Lima 2019 ha comenzado a recibir pacientes tras haberse colocado las primeras 900 camas, aunque tiene capacidad para un total de tres mil.

El deporte no ha dormido en la contingencia global. Se ha sumado para derrotarla.

En las buenas y en las malas

Los recintos deportivos han sido refugio de diversas tragedias a lo largo de la historia. El Mercedes-Benz Superdome, de Nueva Orleans, el estadio que, con siete, es el que más ediciones del Super Bowl ha albergado, fue refugio de decenas de familias que perdieron sus viviendas en el devastador huracán Katrina, en 2005.

En México, el dos veces mundialista Estadio Azteca fungió como albergue tras el terremoto de 1985, y en general todos los inmuebles y centros deportivos de la CDMX fueron utilizados como centros de acopio luego del sismo que azotó al país en 2017.

En Haití, el Estadio Sylvio Cator, en la ciudad de Puerto Príncipe, también abrió sus portones en 2010 para recibir a los damnificados por un terremoto que cobró la vida de más de 300 mil personas.