El Covid ha afectado en muchísimos sentidos, no sólo anímicamente también económicamente, causando graves crisis.
A medida que las crisis sanitaria y económica han avanzado, los mercados han reaccionado de manera ambivalente. Por un lado, con un desplome rápido y abrupto en marzo, en donde el índice S&P 500 cayó treinta por ciento en tiempo récord; por el otro, una recuperación rampante y nuevos máximos. Empero, conforme se destapan las estadísticas, se hacen visibles los efectos perniciosos que esta crisis ha dejado y dejará en la economía y las finanzas a nivel global. Ese comportamiento dispar parece vaticinar un cambio de paradigma.
Hoy parece lejano aquel traspié sufrido por los principales índices bursátiles en marzo, con una recuperación del cuarenta por ciento desde su punto más bajo. Así, el S&P 500 se ha recuperado alcanzando niveles de seis por ciento por encima de su máximo histórico. Mientras tanto, las reaperturas avanzan a tumbos, con pasos en falso, y no se descarta la posibilidad de un nuevo encierro a medida que se acelera los casos de Covid-19 en el mundo.
Los países desarrollados han visto un embate sin precedentes en su economía, con pronósticos que llegan a caídas iguales o superiores a las de las peores crisis del siglo XX. A la par de una pérdida sin precedentes del empleo, con casi dieciocho millones de desempleados en junio en EE. UU. y una lapidación de empleos estimada en doce millones en nuestro país, según datos de Banxico.
Sin embargo, los máximos de las bolsas de valores no dejan de aparecer ¿Cómo se puede tener una bolsa tan fuerte y una economía en ciernes de una recesión? ¿Existe una desconexión entre los mercados y la economía real en la actualidad?
En primer lugar, las pérdidas de empleos, pese a que han sido de proporciones inmensas, se han concentrado en industrias que han disminuido o no poseen mucho peso para el desempeño de los principales índices bursátiles como, por ejemplo, las aerolíneas. Este sector ha pasado a representar el 0.2% de la capitalización del mercado en el S&P 500, es decir, una caída de 50% de su capitalización de mercado porcentual con respecto al cierre de 2019, cuando representaba un 0.4%. Su desplome, por tanto, apenas se nota en el índice.
Lo mismo sucede con otras industrias muy afectadas que han tenido una fuerte pérdida en sus flujos de ingresos como son los servicios de hospedaje, restaurantes, resorts y líneas de cruceros: estos constituían menos del 2.0% de la capitalización del mercado a principios del 2020.
Mientras tanto, el comercio al por menor, liderado por las grandes marcas de comercio electrónico, tuvo un incremento del 34.7%, como proporción relativa en la capitalización del S&P 500. Eso muestra una tendencia del mercado a apostar fuertemente por las nuevas marcas insignia de la revolución tecnológica, como de manera similar habíamos visto en la industria de automotores, donde Tesla ha superado la capitalización de Toyota, teniendo esta última ingresos pingües en comparativa.
El mercado siempre ha reaccionado de manera fuerte ante cualquier atisbo de una crisis económica, por lo que un repunte como el expuesto muestra una gran confianza en una recuperación expedita. A este análisis se le debe añadir que la valoración de activos de inversionistas con gran importancia en el mercado se hace con una perspectiva de largo plazo, la cual difiere los efectos negativos de una crisis como la presente y le da un nuevo empuje al valor de los activos.
A la par de dichos factores, tenemos un impulso sin precedentes por parte de la Reserva Federal, con un programa de compra de activos de toda clase. Ese comportamiento ha absorbido mucho del riesgo que los inversionistas asumían al negociar con dichos activos, dejando solo la euforia y las ganancias en los mercados. Si bien la recuperación aun pareciera lejana por la gran cantidad de pérdida de empleos y cierre de negocios, la fortaleza en el mercado muestra un cambio de paradigma económico, con un mayor peso en sectores cuya permeabilidad social ha incrementado.
A Detalle
La crisis actual ha acelerado los cambios de paradigmas que ya estaban desarrollándose en una transición que ha sido paulatina. Los mercados han volcado sus apuestas por los sectores donde la innovación y la flexibilidad ofrecen un mayor refugio ante tiempos inciertos, lo cual tiene boyantes a los principales índices…
… las sinergias negativas que se tendrán sobre el empleo, debido al impacto del encierro masivo, aún están por verse. No obstante, una caída de doce millones de empleos en México no pinta un escenario alentador para el crecimiento y una recuperación importante en el corto plazo. La recuperación, parece, será lenta.