No a la marihuana pero si a la eutanasia en Nueva Zelanda

Nueva Zelanda votó masivamente a favor de la legalización de la eutanasia, en lo que activistas han descrito como "una victoria de la compasión y la bondad".

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Según los resultados preliminares el 65,2% de los votantes apoyaron la entrada en vigor de la llamada “Ley de elección al final de la vida”.

La ley permitirá que las personas con enfermedades terminales con menos de seis meses de vida tengan la oportunidad de elegir la muerte asistida si lo aprueban dos médicos.

Sus oponentes dicen que la ley carece de las garantías adecuadas.

Los resultados del referendo anunciados este viernes no incluyen unos 480.000 “votos especiales” que incluyen las boletas depositadas en el extranjero, por lo que el resultado final no se confirmará hasta el 6 de noviembre.

Pero con un apoyo tan marcado no se espera que la decisión cambie.

El referendo es vinculante y se espera que la ley entre en vigor en noviembre de 2021.

Cuando lo haga, Nueva Zelanda se sumará al pequeño grupo de países que ya permiten la eutanasia, entre los que se cuentan los Países Bajos, Canadá y Colombia.

El referéndum sobre muerte asistida se celebró junto con las elecciones generales a principios de este mes.

Y en un referendo no vinculante separado celebrado al mismo tiempo, los neozelandeses también rechazaron una propuesta para legalizar el uso de cannabis con fines recreativos.

Los resultados preliminares de la votación sobre el cannabis fueron 53,1% a favor del no y 46,1% por el sí, aunque este resultado puede estar sujeto a cambios cuando se cuenten los votos especiales.

Reacciones

La victoria del “sí” en la votación sobre la eutanasia se daba por descontado después de que las encuestas sugirieran un fuerte apoyo público a la ley, que también fue respaldada por la primera ministra Jacinda Ardern y la líder de la oposición, Judith Collins.

Pero fue el resultado de una emotiva campaña que duró años y que contó con opiniones firmes en ambos lados del debate.

Para Matt Vickers, quien asumió la lucha de su difunta esposa Lecretia Seales para legalizar la muerte asistida, el resultado es “una victoria de la compasión y la bondad”.

“Estoy agradecido de que los neozelandeses con enfermedades terminales puedan opinar sobre el final de sus vidas”, le dijo a la BBC tras el anuncio.

Lecretia Seales era una abogada que trató que las cortes reconocieran su derecho a terminar con su vida con asistencia médica después de haber sido diagnosticada con un tumor cerebral.

Su caso no tuvo éxito y murió de su enfermedad hace cinco años, a los 42 años, pero su esposo siguió adelante con su campaña y en 2016 publicó el libro “La elección de Lecretia: una historia de amor, muerte y la ley”.

El día antes del resultado, Vickers le dijo a la BBC que, en última instancia, el objetivo de su difunta esposa era que las personas con enfermedades terminales tuvieran la opción que a ella se le negó.

“Ella no quería morir. Nadie quiere. Ese es un concepto erróneo popular. El problema era que le habían quitado la opción de vivir”, dijo.

“Quería elegir cómo ocurre la muerte, así que si las cosas empeoraban, podría terminar con el sufrimiento en el momento que quisiera”, explicó.

¿Qué dice la nueva ley?

La “Ley de elección del fin de la vida” fue aprobada por el parlamento en 2019, después de años de acalorados debates parlamentarios y un número récord de presentaciones públicas.

Pero había una condición de que primero se sometería a referendo, y solo entraría en vigor si más del 50% de los votantes optaban por el “sí”.

La ley también fija una serie de criterios que una persona debe cumplir para poder solicitar la muerte asistida, los que incluyen:

sufrir de una enfermedad terminal que probablemente terminará con su vida en seis meses

mostrar una disminución significativa en la capacidad física

poder tomar una decisión informada sobre la muerte asistida

La legislación autoriza a un médico o enfermero a administrar o prescribir una dosis letal de medicación que se tomará bajo su supervisión si se cumplen todas las condiciones.

La ley también dice que una persona no puede ser elegible para muerte asistida solo por su edad avanzada, enfermedad mental o discapacidad.

¿Qué dicen sus oponentes?

Si bien existe un apoyo generalizado a la reforma de la eutanasia, también ha habido una oposición bastante vocal.

Cuando los parlamentarios votaron sobre el proyecto de ley el año pasado, afuera había manifestantes que portaban pancartas que decían “ayúdanos a vivir, no a morir” y “la eutanasia no es la solución”.

Eutanasia-Free NZ, un grupo que hizo campaña para votar “no”, ha dicho que la eutanasia representa una amenaza para el bienestar de la sociedad.

Entre sus preocupaciones se encuentra que la legalización de la muerte asistida contradeciría y socavaría la prevención del suicidio.

Otros han expresado su preocupación acerca de que las personas con enfermedades crónicas se sientan potencialmente obligadas a usar la eutanasia para evitar ser una carga para sus familias.

El viernes, Eutanasia-Free NZ dijo estar “decepcionado de que el público de Nueva Zelanda votara para aprobar una ley de eutanasia defectuosa”.

En un comunicado, agregó que el parlamento “podría haber hecho esta ley más segura” al aprobar más enmiendas.

¿Qué países permiten la eutanasia?

El resultado del referendo en Nueva Zelanda será observado de cerca por defensores y contra la muerte asistida en todo el mundo.

Al votar “sí”, el país se une a un pequeño grupo de naciones y territorios que han aprobado una legislación similar.

La eutanasia es legal en Bélgica, Canadá, Colombia, Luxemburgo y los Países Bajos, mientras que el suicidio asistido está permitido en Suiza.

Varios estados de los Estados Unidos y el estado australiano de Victoria también han legalizado la muerte asistida.

La eutanasia es el acto de poner fin deliberadamente a una vida para aliviar el sufrimiento, mientras que el suicidio asistido es el acto de ayudar deliberadamente a otra persona a suicidarse.

A diferencia de la eutanasia y el suicidio asistido, la muerte asistida se aplicaría únicamente a las personas con enfermedades terminales.