Primera vacuna contra la covid-19 un mundo de dudas

Las autoridades sanitarias chinas aprobaron la mañana de este jueves la comercialización condicional de una primera vacuna contra la covid-19 para el uso general de la población.

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Desarrollada por la farmacéutica estatal china Sinopharm y el Instituto de Productos Biológicos de Pekín, la vacuna culminó el miércoles la última fase de ensayos clínicos y, según un análisis intermedio, cuenta con una tasa de eficacia del 79%.

La comercialización condicional de la vacuna permite ofrecerla al público cuando aún los ensayos clínicos no han finalizado, pero garantiza que el producto es eficaz.

Lo anunció en rueda de prensa un grupo de trabajo de la Administración Nacional de Productos Médicos, que precisó que, tras la aprobación condicional de la vacuna, el laboratorio deberá continuar con los ensayos clínicos.

El gobierno chino ya había iniciado su campaña de vacunación incluso antes de que las autoridades sanitarias aprobaran oficialmente una vacuna, y este jueves confirmó que cerca de cinco millones de personas ya habían recibido algún tipo de inmunización en el país.

Al momento de publicitar la eficacia de su vacuna, Sinopharm no presentó un desglose de los resultados de los ensayos, tampoco reveló en cuantas personas se había probado ni ofreció información sobre sus efectos secundarios graves.

Pero este jueves el presidente de la empresa, Wu Yonglin, aseguró que más de 60.000 personas habían sido vacunadas en los ensayos y que la compañía publicaría más detalles sobre el proceso más adelante, sin especificar una fecha.

Cómo se compara con otras vacunas

Los resultados ofrecidos por Sinopharm muestran que su vacuna es menos eficaz que otras, pero aun así su eficacia está muy por encima del 50% requerido por algunos reguladores y por gran parte de la comunidad científica.

Las vacunas de Moderna y Pfizer-BioNTech alcanzan el 95%, mientras que la vacuna rusa Sputnik V cuenta con una tasa de eficacia del 91%.

La de Oxford —desarrollada en conjunto con AstraZeneca y aprobada recientemente por las autoridades británicas—, tiene una eficacia de entre 62% y 90%.

Tanto la vacuna de Oxford como la Sputnik V contienen material genético de la proteína en forma de espiga del SARS-CoV-2, mientras que la de Sinopharm utiliza la estrategia del virus inactivado, como la CoronaVac, también de fabricación china, y la Covaxin, producida en India.

Este tipo de vacunas funciona mediante el uso de partículas virales muertas para exponer al sistema inmunológico al virus de la covid-19 sin riesgo de una enfermedad grave.

Las vacunas de Moderna y la de Pfizer-BioNTech —que ha sido aprobada en más de 40 países—, utilizan la tecnología conocida como ARN; es decir, contiene una pequeña secuencia genética creada en el laboratorio que “enseña” a las propias células del cuerpo humano a producir proteínas similares al SARS-CoV-2.

610 millones de dosis chinas

A principios de diciembre, el Ministerio de Salud y Prevención de Emiratos Árabes Unidos (EAU) registró la vacuna de Sinopharm prometiendo una “eficacia del 86 %” contra la covid-19, según la agencia estatal emiratí WAM, un porcentaje que no coincide con el 79% anunciado por la empresa china.

Hasta el momento, ninguna de las empresas chinas que producen vacunas contra la covid-19 ha publicado informes detallados sobre sus ensayos clínicos.

Ahora que China aprobó su primera vacuna, la próxima etapa será “vacunar a toda la población”, aseguró el viceministro de Salud, Zeng Yixin.

El gobierno chino prometió producir 610 millones de dosis para finales de 2020 y en América Latina, una de las regiones más golpeadas por la pandemia, diferentes gobiernos hicieron planes para adquirir otra vacuna china que aún no ha sido aprobada: la de Sinovac.

Hasta ahora, el gobierno de Perú ha sido uno de los pocos que ha negociado con la farmacéutica Sinopharm para importar esta vacuna “a lo largo del próximo año”.