Por Sergio Arturo Duarte Méndez
Conecta Juárez
Con el handicap de una fractura de mandíbula y con los pronósticos de los especialistas en su contra, Oscar Valdez brindó una cátedra de boxeo y con un espeluznante nocaut arrebató el título de peso Superpluma del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) al quintanarroense Miguel ‘Alacrán’ Berchelt, dio la gran campanada en Las Vegas, Nevada el fin de semana anterior y es hoy un monarca a toda ley.
De pronóstico reservado y candidateada con anticipación por miembros del medio boxístico a ‘Pelea del Año’, la contienda se esperaba fuera una batalla memorable entre púgiles aztecas, a toma y daca, pero no resultó así.
Valdez dominó de principio a fin el duelo y es el nuevo rey Superpluma del CMB.
El enfrentamiento de Valdez y Berchelt hizo recordar a los aficionados al deporte de las ‘orejas de coliflor’, la encarnizada trilogía que protagonizaron Marco Antonio Barrera y Erik ‘Terrible’ Morales, del 2000 al 2004, en las divisiones Supergallo, Pluma y Superpluma con saldo favorable a Barrera de 2-1.
Igualmente, la cruenta y salvaje serie de cuatro combates en la categoría Superpluma entre Israel Vázquez y Rafael Márquez, registrada en la historia entre el 2007 y el 2010.
Cada uno ganó dos pleitos, pero el fragor de esas batallas prácticamente acabó con la carrera de ambos en el boxeo profesional.
Después del cuarto duelo contra Márquez, Vázquez ya no volvió a subir al ring y perdió el ojo derecho debido a un desprendimiento de retina, luego de una serie de operaciones.
A su vez, Márquez no volvió a ser el mismo, sostuvo seis peleas más y sucumbió en cuatro de ellas, la penúltima en su carrera cayó ante Cristian Mijares por nocaut técnico y en su despedida en el 2013, Efraín Esquivias lo venció por la vía del cloroformo.
En noviembre del 2010, fue derrotado por el entonces monarca invicto Juan Manuel López por la vía del nocaut técnico.
Y como olvidar el legendario pleito por el fajín Superpluma del CMB entre Julio César Chávez y Mario ‘Azabache’ Martínez, en Los Angeles, California, el 13 de septiembre de 1984, triunfo por nocaut que catapultó a JC, quien se proclamó monarca del orbe por primera vez en su carrera e inició el camino a la cima como uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos.
Sin afán de restarle mérito a lo hecho por Valdez, vimos a un desconocido Berchelt, sin el usual veneno en sus puños para aniquilar al rival que había mostrado en sus anteriores combates, aletargado, lento, amarrado e incluso trastabillante sobre la lona en repetidas ocasiones, en algunas, sin siquiera ser golpeado por su oponente.
Inclusive desde su presentación, la mirada y
el lenguaje corporal del hoy excampeón mundial (38-2, 34 KO’s) no proyectaron la determinación y seguridad de otras peleas; en cambio se mostró preocupado y vacilante.
De acuerdo con reportes periodísticos, Berchelt subió al ring con 146.2 libras, 16.2 más que las que marcó el viernes en la ceremonia de pesaje, por 140 de su oponente, factor que pudo incidir en su pobre desempeño.
Valdez, a su vez, un peleador invicto que mejoró su foja a 29-0 y 23 nocauts) se vio enfocado, decidido, avispado y listo para desarrollar al pie de la letra la estrategia que la esquina encabezada por el entrenador Eddy Reynoso le ordenó.
Desde el campanazo inicial y sabedor del poder de puños de Berchelt, Valdez apeló a su excelente condición física,
entró, conectó a su adversario y salió por piernas.
Si bien exageró en el amarre y en los golpes a la nuca hasta que el réferi Russell Mora le advirtió que no lo hiciera, el sonorense castigó duro al ‘Alacrán’, marcó la pauta con el jab que Berchelt nunca se pudo quitar, seguidos por los golpes de poder que asestó con el mismo puño izquierdo.
El sonorense dominó claramente los tres primeros episodios y ante el desconcierto de un irreconocible monarca puso al borde del nocaut al cancunense en el cuarto round.
Un golpe de poder a la sien puso a bailar en piernas de chicle a Berchelt, quien recibió la cuenta de protección, ya que se le marcó caída técnica dado que evitó la lona gracias a que se ayudó de las cuerdas y perdió el capítulo 10-8.
Si bien el hoy exmonarca intentó regresar a la pelea en un asomo de la imagen de noqueador a la que nos tenía acostumbrado, ganó el sexto round -el mejor que brindó en la noche- y, tal vez, el séptimo, Valdez lo contragolpeó y mantuvo el control del pleito.
En el noveno asalto, el dos veces olímpico envió a la lona a su rival en un presagio del escalofriante final que puso a temblar a propios y a extraños.
La visita a la lona resultó un duro revés para Berchelt quien al regresar a su esquina comunicó a sus seconds encabezado por el entrenador Alfredo Caballero que todo estaba perdido.
Y así fue, Valdez quien golpeó a placer a Berchelt ante la falta de capacidad del réferi y de su staff de entrenadores que no tiraron la toalla dado el innecesario castigo que pudo tener consecuencias más serias.
Bajo esta tónica, el sonorense culminó la obra con un escalofriante nocaut, sólo un segundo antes del final del décimo capítulo.
Un contundente izquierdazo de Valdez en plena nariz de Berchelt, mandó al ‘Alacrán’ desmadejado y de bruces a la lona y ya no se levantó.
Los contrastes vinieron enseguida, el júbilo y el fervor por la victoria frente a la preocupación por la salud de Berchelt que tardó varios minutos para reaccionar y minutos después fue trasladado a un hospital de la ‘Ciudad del Juego’ donde se le practicó una tomografía de cerebro que salió limpia y fue dado de alta esa misma noche.
Con todo y su mandíbula fracturada, tras el categórico triunfo, a sus 30 años, Valdez, quien ofreció una actuación por nota, parece tener el mundo a sus pies en el boxeo.