Durante años, Ata causó curiosidad y fue referida como la prueba de vida extraterrestre, incluso se hizo un documental donde investigadores de ovnis trataban de descifrar su origen.
Los investigadores estudiaron los huesos de la extraña criatura de 15 centímetros y descubrieron que éstos pertenecían a un niño de entre seis y ocho años. Sin embargo, su diminuto tamaño los hizo continuar investigando la información genética para entender el origen del cuerpo.
El estudio, publicado en la revista Genoma Research, demostró que Ata era una hembra Homo Sapiens, que presentaba siete mutaciones en el ADN, lo que explica su baja estatura, las anomalías en las costillas, malformación en su cráneo y extraña su apariencia.