Tratamientos para el COVID-19, comidas escolares en Venezuela, Tigray…

La OMS ha recomendado dos nuevos tratamientos para tratar el COVID-19: el baricitinib y un fármaco de anticuerpos monoclonales, el sotrovimab. El Programa Mundial de Alimentos está ampliando su proyecto de comidas escolares en Venezuela y en el norte de Etiopía sus operaciones están a punto de detenerse porque los intensos combates han bloqueado el paso de combustible y alimentos. 

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La OMS ha recomendado dos nuevos tratamientos para tratar el COVID-19: el baricitinib y un fármaco de anticuerpos monoclonales, el sotrovimab.

El baricitinib es un fármaco oral que se utiliza en el tratamiento de la artritis reumatoide.

“Es un inmunomodulador y está indicado para para los pacientes con COVID-19 grave o crítico”, explicó la doctora Janet Díaz, líder de manejo clínico de la Organización, que explicó que se administra con corticosteroides.

Constituye una alternativa a otros fármacos para la artritis recomendados por la OMS en julio de 2021.

La OMS también recomienda condicionalmente el uso de un fármaco de anticuerpos monoclonales, el sotrovimab, para el tratamiento del COVID-19 leve o moderado en pacientes con alto riesgo de hospitalización, como los de edad avanzada, inmunodeprimidos, con enfermedades subyacentes como diabetes, hipertensión y obesidad, y no vacunados.

Sotrovimab es una alternativa a un coctel de anticuerpos monoclonales, casirivimab-imdevimab, recomendado en septiembre, que según los estudios de laboratorio responden peor frente a ómicron. Sotrovimab retiene su efectividad según los resultados preliminares.

El grupo de expertos que elabora las directrices también examinó otros dos medicamentos para la COVID-19 grave y crítica: el ruxolitinib y el tofacitinib. Dados sus efectos inciertos, la OMS desaconseja su uso.

El Programa Mundial de Alimentos amplía el reparto de comidas escolares en Venezuela

El Programa Mundial de Alimentos está ampliando su proyecto de comidas escolares en Venezuela para llegar a más de 110.000 estudiantes y personal escolar en el noroeste del país.

La agencia está extendiendo el programa piloto que comenzó en Falcón, donde se han distribuido 156.000 kits desde julio, a los estados de Barinas, Trujillo y Yaracuy, aumentando gradualmente las raciones mensuales de alimentos que distribuye en 1000 escuelas de educación preescolar y educación especial.

El programa se dirige a los estudiantes menores de seis años de las zonas con mayor inseguridad alimentaria.

Las raciones, que pretenden cubrir las necesidades calóricas de los niños y niñas pequeños durante un mes, consisten en seis kilos de arroz, cuatro kilos de lentejas, una libra de sal yodada y un litro de aceite vegetal.

El Programa Mundial de Alimentos gestiona su propia cadena de suministro, desde la compra de los alimentos hasta la distribución de las raciones en las escuelas.

El objetivo a largo plazo es proporcionar comidas en 11 estados de Venezuela, alcanzando hasta 1,5 millones de personas para el final del año escolar 2022-2023.

Sin comida ni medicinas en Tigray

En el norte de Etiopía, el Programa Mundial de Alimentos advierte que sus operaciones de asistencia alimentaria están a punto de detenerse porque los intensos combates han bloqueado el paso de combustible y alimentos.

Ningún convoy del PMA ha llegado a Mekelle, la capital de Tigray, desde mediados de diciembre. Las existencias de alimentos enriquecidos para el tratamiento de niños y mujeres desnutridos se han agotado, y los últimos cereales, legumbres y aceite se distribuirán la próxima semana.

“Ahora tenemos que elegir quién pasa hambre para evitar que otro muera de hambre”, dijo Michael Dunford, director regional del PMA para África Oriental, que pidió “garantías inmediatas de todas las partes del conflicto para que haya corredores humanitarios seguros”.

Tras más de un año de conflicto en el norte de Etiopía, se calcula que 9,4 millones de personas necesitan ayuda humanitaria.

La Organización Mundial de la Salud dijo esta semana que no han podido enviar medicinas a Tigray desde julio. Su director, el doctor Tedros Adhanom Gebreyesus, denunció un bloqueo total de la población que ya dura más de un año y que no tiene comparación en el mundo.

 “Por supuesto yo soy de Tigray, pero lo que estoy diciendo no es sesgado. Estoy diciendo la verdad. La situación es grave. En ningún lugar del mundo van a encontrar una crisis como la que hay en el norte de Etiopía, especialmente en Tigray. Ninguna. En ningún lugar del mundo hay un infierno como el que estamos presenciando en Tigray”.