Inclusión a la mujer en la revolución digital

Las niñas y las mujeres siguen estando insuficientemente representadas en el ámbito de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. A pesar de los avances, la brecha sigue abierta y distintos dirigentes de la ONU y sus agencias lo tienen claro: necesitamos a las niñas y las mujeres en las ciencias, debemos asegurar la igualdad tanto en el ámbito educativo como en el profesional.

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Las mujeres siguen siendo solo un 33% de los investigadores y, cuando crean sus propias empresas, solo acceden a un 2% del capital de riesgo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Las mujeres solo representan una cuarta parte (28%) de los graduados con máster en ingeniería y el 40% de los de ciencias de la computación. Solo el 22% de los profesionales que trabajan en el campo de la Inteligencia Artificial son mujeres.

Además, siguen siendo una minoría en los puestos técnicos y de liderazgo en las empresas tecnológicas. En Estados Unidos, la principal razón que dan las mujeres para dejar su trabajo en el mundo de la tecnología es la sensación de estar infravaloradas.

En el sector privado, menos de uno de cada cuatro investigadores es una mujer y, cuando crean su propia empresa, tienen dificultades para acceder a la financiación. En 2019, solo el 2% del capital de riesgo se dirigió a start-ups fundadas por mujeres.

“Esta flagrante disparidad no solo dificulta nuestra capacidad para encontrar soluciones a nuestros retos comunes, sino que nos impide también construir las sociedades que necesitamos”, dijeron en un mensaje conjunto, Audrey Azoulay, directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres.

Citando el Informe de la UNESCO sobre la Ciencia 2021 para poner de relieve la disparidad sistémica existente, ambas destacaron que “la falta de igualdad de oportunidades en el trabajo está expulsando a las mujeres de las profesiones de investigación”, e instaron a poner en marcha “el principio de igualdad” para que “la ciencia sea favorable a las mujeres, porque con demasiada frecuencia funciona en su contra”.

Un cambio positivo

El trabajo conjunto de los sectores público y privado y de las distintas generaciones puede generar un cambio positivo, por ejemplo, al eliminar los estereotipos de género en la educación y establecer políticas que atraigan y apoyen a las mujeres científicas en el mercado laboral.

“Tenemos la necesidad urgente de construir ecosistemas científicos y tecnológicos más inclusivos, transformadores y responsables, libres de prejuicios y discriminación… acelerar la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y abordar los retos que nos afectan a todos”, dijeron.

También el Secretario General de la ONU pidió en este Día un entorno propicio en el que “las niñas de hoy encabecen los avances científicos y la innovación del mañana, a fin de que el futuro sea justo y sostenible para todos”.

“Hoy en día, de cada tres personas que se dedican en el mundo a la investigación en ciencia e ingeniería solo una es una mujer”, declaró António Guterres, explicando que “los obstáculos estructurales y sociales impiden a las mujeres y las niñas entrar y avanzar en las disciplinas científicas”.

En todo el mundo, sigue existiendo una persistente brecha de género en todos los niveles de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM).

A pesar de que la participación de las mujeres en la enseñanza superior es muchísimo mayor, siguen estando poco representadas en estos campos.

La pandemia del COVID-19, con su consecuente cierre de escuelas, y aumento de la violencia y de la carga de cuidados en el hogar, no ha hecho más que acrecentar las desigualdades de género.

“Esa desigualdad está privando a nuestro mundo de un talento y una innovación enormes que quedan desaprovechados”, continuó, subrayando la necesidad de contar con la perspectiva de las mujeres “para que la ciencia y la tecnología respondan a las necesidades de todos”.

“Podemos y debemos hacer algo”

La ciencia y la igualdad de género son vitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible recogidos en la Agenda 2030.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados durante décadas para inspirar e involucrar a las mujeres y las niñas en la ciencia, estas siguen estando excluidas de participar plenamente.

“Podemos y debemos hacer algo”, manifestó Guterres.

Pidió políticas que “llenen las aulas de niñas que estudien tecnología, física, ingeniería y matemáticas”; y medidas específicas para garantizar que las mujeres tengan oportunidades de “desarrollo profesional y liderazgo en los laboratorios, las instituciones de investigación y las universidades”.

El Secretario General también hizo hincapié en la necesidad de poner fin a la discriminación y los estereotipos sobre las mujeres en las disciplinas científicas, así como de realizar esfuerzos más rigurosos para abrir el abanico de posibilidades para las mujeres pertenecientes a minorías.

Centrarse en la inteligencia artificial

Esta completa integración de las mujeres en el ámbito científico es decisiva en la inteligencia artificial (IA), una amplia rama de la informática que está presente en todos los aspectos de la vida cotidiana, desde la reserva de vuelos y la solicitud de préstamos hasta la detección del cáncer.

“Existe una relación directa entre el reducido número de mujeres que se dedican a la inteligencia artificial y los absurdos algoritmos con sesgo de género que tratan a los hombres como la norma y a las mujeres como una excepción”, explicó Guterres.

“Necesitamos que más mujeres se dediquen al desarrollo de una inteligencia artificial que responda a las necesidades de todos y contribuya a la igualdad entre los géneros”.

Alterar las tendencias

Asimismo, el número uno de la ONU resaltó la necesidad de invertir las tendencias que impiden a las jóvenes científicas seguir carreras “que nos ayuden a hacer frente a las crisis climática y ambiental”.

Como profesor de ingeniería, Guterres no tiene dudas sobre el hecho de que tanto las mujeres como los hombres jóvenes se sienten igualmente fascinados por la ciencia y son capaces de abordarla, rebosantes de ideas, y dispuestos a llevar a nuestro mundo hacia adelante.

“Debemos velar por que tengan acceso a las mismas oportunidades educativas y profesionales en pie de igualdad”, afirmó.

El papel crucial de las mujeres

Por su parte, el presidente de la Asamblea General, Abdulla Shahid, destacó cómo el brote de COVID demostraba “el papel crítico de las mujeres científicas en las distintas etapas de la lucha contra la pandemia”.

Puntualizó, además, que el COVID-19 “puede actuar como catalizador de soluciones que fomenten una mayor inclusión de las mujeres y las niñas en la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas”.

Otros datos sobre la desigualdad de la mujer en la ciencia

Según la información que ha recopilado la UNESCO:

La proporción de mujeres entre los licenciados en ingeniería es inferior a la media mundial en muchos países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Es el caso, por ejemplo, de Australia (23,2%), Canadá (19,7%), Chile (17,7%), Estados Unidos (20,4%), Francia (26,1%), Japón (14,0%), la República de Corea (20,1%) o Suiza (16,1%)

Además, no existe un patrón regional definido. Algunas de las proporciones más elevadas de mujeres graduadas en ingeniería se encuentran en los Estados árabes, por ejemplo, en Argelia (48,5%), Marruecos (42,2%), Omán (43,2%), Siria (43,9%) y Túnez (44,2%), y en América Latina, donde las mujeres representan el 41,7% de los graduados en ingeniería en Cuba, el 47,5% en Perú y el 45,9% en Uruguay. También se observan grandes disparidades entre los países de una misma región

Las mujeres no se benefician plenamente de las oportunidades de empleo abiertas a los expertos altamente formados y cualificados en campos de vanguardia como la inteligencia artificial, donde solo uno de cada cinco profesionales (22%) es una mujer, según un estudio de 2018 del Foro Económico Mundial sobre la Brecha Global de Género

Asimismo, las mujeres fundadoras de start-ups siguen teniendo dificultades para acceder a financiación y, en las grandes empresas tecnológicas, siguen estando infrarrepresentadas tanto en los puestos de dirección como en los técnicos.

Las mujeres son más propensas que los hombres a abandonar el campo de la tecnología, y a menudo citan las malas perspectivas de carrera como motivo clave para su decisión. Sin embargo, la actitud de las empresas hacia las mujeres está evolucionando, ya que los estudios relacionan la confianza de los inversores y los mayores márgenes de beneficio con la existencia de una plantilla diversa

Las mujeres deben formar parte de la economía digital para evitar que el internet 4.0 perpetúe los prejuicios tradicionales de género. A medida que aumenta el impacto de la inteligencia artificial en las prioridades de la sociedad, la escasa representación de la contribución de las mujeres a la investigación y el desarrollo supone que probablemente se pasen por alto sus necesidades y perspectivas en el diseño de productos que repercuten en nuestra vida cotidiana, como las aplicaciones para teléfonos inteligentes

El techo de cristal también sigue siendo un obstáculo para las carreras de las mujeres en el mundo académico, a pesar de algunos avances. A nivel mundial, las mujeres han alcanzado la paridad numérica (45-55%) en los niveles de estudio de grado y máster y están en puertas de conseguirla en los niveles de doctorado (44%)

La brecha de género se amplía a medida que las mujeres avanzan en su carrera académica, con una menor participación en cada peldaño sucesivo del escalafón, desde la estudiante de doctorado hasta la profesora asistente, pasando por la directora de investigación o la profesora titular

En general, las investigadoras suelen tener carreras más cortas y peor pagadas. Su trabajo está poco representado en las revistas de alto nivel y a menudo no se las tiene en cuenta para los ascensos. Las mujeres suelen recibir becas de investigación más modestas que sus colegas masculinos y, aunque representan el 33,3% de todos los investigadores, sólo el 12% de los miembros de las academias científicas nacionales son mujeres