Que siempre si habrá beso en el callejón

El alcalde de Guanajuato, Alejandro Navarro acudió la mañana de este sábado al Callejón de Beso, “estuvo cerrado, no porque estuviera clausurado, ni mucho menos…”, dijo.

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El alcalde Alejandro Navarro Saldaña reabrió el mítico Callejón del Beso en el centro histórico de la ciudad de Guanajuato, luego de permanecer cerrado casi una semana.

Trabajadores del Municipio de Guanajuato retiraron los tablones de madera que tapiaban el paso al turismo, y permitieron el paso peatonal.

El atractivo turístico fue cerrado por el gobierno municipal no solamente para rehabilitarlo y darle mantenimiento, sino porque un grupo de fotógrafos turísticos pugnaba el derecho total del lugar con la dueña de una de las casas del callejón. Y aunque solamente existe una autorización para tres fotógrafos, la semana pasada un grupo de ellos se lio a golpes con otro.

El alcalde se apostó en la entrada principal de la callejuela, a unos metros de la Plaza de San Fernando, y acompañado de las partes en conflicto, reabrió el Callejón del Beso.

Alejandro Navarro sostuvo que no se trató de una clausura como tal, sino de un cierre temporal, por lo que se aprovechó el tiempo para acondicionar el sitio, toda vez que el próximo miércoles arranca la edición 50 del Festival Internacional Cervantino.

Durante su discurso, algunos vecinos abuchearon al edil, ya que coincidieron en que la manera en cómo fue rehabilitado, podría ocasionar accidentes cuando los turistas se aglutinen, y sostuvieron no estar de acuerdo.

Uno de los vecinos interrumpió con groserías la rueda de prensa, recriminado que los aditamentos colocados, como una silla metálica y un poste, acortan el espacio, por lo que se temen aglomeraciones.

La leyenda del Callejón del Beso.

La historia cuenta que un joven conocido como don Luis estaba profundamente enamorado de doña Carmen, una muchacha bella y hacendosa.

Pero don Luis no era bien visto por la acaudalada familia de doña Carmen, a quien había comprometido en matrimonio con un hombre mayor.

Corrían los años del Virreinato.

Doña Carmen ya había entregado su corazón al muchacho. Pero como ni el amor ni el dinero pueden ocultarse, el padre de la joven se enteró y buscó separarlos.

Don Luis vio que podía acceder al balcón de su amada desde el ventanal de la casa de enfrente, por lo que decidió comprar la finca.

Una tarde aciaga, don Luis quiso sorprender a doña Carmen, presentándose frente a ella en el balcón. Pero apenas se vieron y se tomaron de las manos, el padre de la joven apareció a espaldas de ésta.

Ciego de ira, sacó una daga y la enterró en el pecho de la muchacha.

El relato está contenido en el libro Leyendas de Guanajuato, escrito por Manuel Leal, académico de la Universidad del estado.