Es esposa, madre y abuela, por lo que cada día que viste su uniforme tiene el compromiso de hacer el mejor trabajo, pues toda su familia se siente orgullosa de ella.
Relató que hace 12 años estaba en una situación económica muy delicada, tenía 2 niñas y el salario de su marido no era suficiente.
Por más que buscaba empleo, las oportunidades laborales no se abrían; escuchó que en la Secretaría de Seguridad Pública Municipal estaban contratando, por lo que fue a dejar la documentación requerida. Días después fue aceptada en la corporación.
“Ser policía y madre de familia se vuelve una situación con diferentes dificultades porque, aparte de que tienes que cumplir con las jornadas de trabajo, llegas a casa a cumplir con las tareas del hogar”, dice orgullosa esta mujer policía.
“Es un doble trabajo, es estar fuera de casa bastante tiempo y no pasar días importantes con la familia, es muy difícil”, expresa.
Afortunadamente, comenta que sus hijos ya están un poco más grandes, pero cuando se unió a la SSPM no entendían por qué debían cuidarlos otras personas mientras mamá salía de casa.
Ahora cuando la ven salir del hogar con su uniforme puesto, se sienten orgullosos porque saben que trabaja protegiendo a la ciudadanía.
A cambio de esa admiración, la Policía Tercero trabaja con toda honestidad y respeto para que sus hijos sigan su ejemplo.
La constante capacitación que recibe por parte de la corporación policiaca le ayuda como madre de familia porque conoce diversos temas y puede estar alerta de sus hijos.
