Casi era el medio día y el termómetro andaba en los 36°C.
Un hilito de agua en el lavabo y de repente nada.
Los “aires”, soplaban puro caliente por la falta de agua.
“Dios mío, haz que el señor Nevarez se apiade, y componga lo que haiga que componer, pero que vuelva el agua”.
Se santiguaba una señora de allá, por el sur oriente de la ciudad.
En pocas horas el problema era mayor. Y para las 8 de la noche, más de 70 colonias estaban sumergidas en la deshidratación.
Los juarenses pasaron una noche terrible, y las quejas se acumulaban en la J+, sin que alguien pudiera dar informes del problema.
El caos comenzó a sacar el rostro, y en redes sociales, las quejas crecían, y crecían.
Fue hasta las 19:55 del otro día, cuando el presidente de la Junta de Aguas, apareció ante los medios con este boletín…
“Derivado de un tema de vandalismo en una subestación eléctrica según datos proporcionados por CFE, gran parte de la ciudad se afectó tanto en energía eléctrica, lo cual impactó aproximadamente a 70 Pozos y 13 rebombeos, afectando el suministro de agua potable en gran parte de la ciudad.
A esta hora ya se está restableciendo la energía poco a poco; en los pozos ya estamos trabajando con todo nuestro personal operativo en restablecer el suministro de agua potable.
Cabe mencionar que el restablecimiento de los pozos se hace de manera paulatina, a fin de no introducir arena a nuestras tuberías que afectaría las instalaciones de nuestros usurarios.
Esteremos informando de las zonas que van ir quedando restablecidas”.
Y sí, en poco menos de dos horas se restableció el suministro del agua.
Nunca había ocurrido esta situación.
La causa, según se dijo, “fue por un tema de vandalismo”.
Grave, por lo que vimos.
Cuando uno escucha, ‘vandalismo’, de inmediato asocia a un grupo de jóvenes, pintando paredes, destrozando vidrieras, parabrisas de autos, pero… ¿Destrozos a una subestación de energía eléctrica que afecta el bombeo de 70 pozos de agua?
Suena más a una acción planeada y ejecutada para provocar el caos social.
Esto nos expone. Nos exhibe como una ciudad frágil que en cualquier momento puede rendirse a cualquier ataque de violencia, por más microterrorismo que parezca.
Ya lo hemos visto cuando grupos armados causan incendio, destrozo y muerte.
Imparables.
Tengo la certeza, que ninguna de las corporaciones de seguridad, incluyendo Protección Civil, tienen un protocolo para evitar, o disuadir a una fuerza terrorista, por más insignificante que parezca. Andan a tientas.
Mucho menos el comandante Gil Loya, quien se ocupa más en promoverse como posible candidato a la alcaldía.
¿Tendrán siquiera un listado de puntos clave, donde podrían afectarnos?
¿Un sistema de vigilancia continua para entrar en acción ante una emergencia?
De perdida, poner una cámara en cada punto, para justificar la farsa de la Plataforma Centinela?
Naaaa.
Y que decir de los tres intentos de hacer un gran incendio en el relleno sanitario.
No son capaces de poner vigilancia constante.
Pero el colmo fue el incendio en el parque El Chamizal, provocado a las 9 de la noche y sin control todavía a las once de la noche del sábado.
Si esto no se considera microterrorismo, no sé entonces qué pueda ser.
¿Otra vez vandalismo?
Nomamespancho.
CARTAPACIO
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