Khalaf Ahmad Al Habtoor es un próspero hombre de negocios de Dubái, que ha becado a un centenar de mujeres afganas para que continúen sus estudios en Emiratos Árabes Unidos, ya que los talibanes han prohibido estudiar en la universidad a las mujeres afganas. Algunas de las becadas querían volar la semana pasada de Kabul a Dubái, donde Al Habtoor les tenía todo preparado. Poco antes del viaje, el empresario se enteró de que los talibanes se habían negado a permitir que las jóvenes abandonaran el país.
“Nos ha sorprendido, porque habíamos preparado cuidadosamente todos los permisos necesarios”, dice Al Habtoor por escrito a DW. “Contábamos con el apoyo de las autoridades locales de Dubái, incluidos el ministerio de Exteriores, el Departamento de Inmigración y la Policía. Todos colaboraron para facilitar el proceso y todo estaba listo”.
El multimillonario Khalaf Ahmad Al Habtoor es el presidente fundador del Grupo Al Habtoor. En su cuenta de X (plataforma antes conocida como Twitter), ha publicado un mensaje de voz de una mujer informando sobre su intento fallido de salir de Afganistán con destino a Dubái. Según su relato, un hombre la acompañaba en su partida. Y es que, desde el “Reglamento de Mahrahm” promulgado por los talibanes en diciembre de 2021, las mujeres de Afganistán ya no pueden circular en público sin ir acompañadas de su marido o de un hombre cercano.
“Privación sistemática de derechos a las mujeres”
Después de dos décadas, los talibanes volvieron al poder en Afganistán en agosto de 2021. A pesar de las promesas iniciales de respetar los derechos de las mujeres, han impuesto en los últimos dos años una serie de prohibiciones para restringirlos drásticamente. A las mujeres se les expulsa de la vida pública, se les excluye de las instituciones educativas y del mercado laboral, y su libertad de movimiento está gravemente restringida.
Amnistía Internacional denuncia que los talibanes aplican una política de privación sistemática de derechos a las mujeres en Afganistán. Según este organismo, la supresión de los derechos de las mujeres y las niñas podría considerarse un crimen contra la humanidad.
Además, Amnistía Internacional asegura disponer de informes que demuestran que los talibanes no solo persiguen a mujeres y niñas, sino que atacan específicamente a defensores de los derechos humanos, activistas, antiguas autoridades locales, empleados del anterior Gobierno o miembros de minorías étnicas y religiosas.
“Las detenciones arbitrarias, las desapariciones, la tortura y las ejecuciones extrajudiciales llevan siendo habituales en muchos lugares durante los dos últimos años”, afirma el último informe de Amnistía Internacional sobre Afganistán.
Las mujeres de Afganistán piden más presión
“El mundo se limita a mirar”, se quejan varias mujeres afganas en distintas entrevistas con DW. “Ya estamos hartas de que se compadezcan de lo que nos pasa. Seguro que la comunidad mundial puede dar la cara por nosotras y hacer lo posible para que cambie esta situación”, dice Zahra Rajabi, una joven a la que no se le permite continuar sus estudios en Afganistán. Rajabi aún espera que los talibanes, presionados por la comunidad internacional, reconsideren su decisión y abran las escuelas secundarias y las universidades a las mujeres.
Muchas mujeres en su situación buscan oportunidades para viajar al extranjero. Y algunas tienen suerte. Tres estudiantes becadas por Jalaf Ahmad Al Habtoor llegaron a Dubái el jueves 24 de agosto y fueron recibidas por él. El influyente empresario no quiere dejar en la estacada a las demás becarias: “La comunicación y las negociaciones continúan, pero no a través de nosotros. Esperamos ver resultados en un futuro próximo y confío en que la cuestión se resuelva pronto”.