Lunes fresco de noviembre.
Ocho de la mañana.
Pancho sale a su trabajo con un pálpito negativo.
(Dios mío, que esos dos tipos que se acercan, no vengan a embargar el carro. Que no sean del juzgado, por favor)
– ¿Señor Francisco N de la O?
Soy el notificador del juzgado quinto de lo mercantil, y le traigo dos cosas.
La demanda por el pago de cincuenta mil pesos que, por motivo de la compra de este auto, no ha cubierto en su momento, ante la empresa Autos Usados, S.A.
Y esta acta de embargo por el vehículo, a menos que usted exhiba en este momento la cantidad antes dicha.
Tiene usted tres días para dar contestación a su demanda.
Buenos días.
La grúa engancha el vehículo, y se va.
(Dios mío, ¿que te pedí?, que esos tipos no vinieran a embargar, ¡y sí, eran del juzgado¡)
Los individuos… concretamente los mexicanos, vivimos entre la ensoñación y la realidad, dos estados o dimensiones diferentes de nuestra conciencia y experiencia.
La ensoñación se refiere a los sueños, imaginaciones o fantasías que existen en nuestra mente, mientras que la realidad se refiere a lo que percibimos y experimentamos en el mundo físico.
La ensoñación puede ser una escapada de la realidad, un lugar donde podemos explorar nuestra creatividad y dar rienda suelta a nuestras fantasías.
Creer cosas que no son pero desearíamos que fueran.
En los ensueños, en la imaginación, podemos crear mundos diferentes, vivir situaciones extraordinarias y experimentar emociones intensas.
Pero no necesariamente que sean ciertas.
Por otro lado, la realidad es el mundo tangible y concreto en el que vivimos.
Es el lugar donde nuestras acciones tienen repercusiones y donde debemos enfrentar los desafíos y responsabilidades del día a día. Pero muchas veces escapamos de la realidad.
La realidad es objetiva y está vinculada a nuestros sentidos, mientras que la ensoñación es subjetiva y depende de nuestra imaginación.
¿Vamos bien?
Ambos estados tienen su importancia.
La ensoñación nos permite explorar nuevas posibilidades, nutrir nuestra creatividad y encontrar inspiración.
Nos ayuda a desconectar de la realidad y a descansar la mente.
Sin embargo, es importante recordar que la ensoñación no puede reemplazar a la realidad. Esto es importante anotarlo.
Hay que dejar presente también, que la ensoñación y la realidad son dos aspectos diferentes pero complementarios de nuestra experiencia.
Ambos tienen su lugar y su importancia en nuestras vidas.
Es importante tener un equilibrio entre ambos, disfrutando de la ensoñación sin perder de vista las responsabilidades y retos de la realidad.
Pero… cuando la ensoñación arrastra a la realidad.
Se va perdiendo conciencia y la realidad se suspende en un delicioso abandono.
No diré más.
Lo he repetido varias veces. El 24 está perdido para la alianza transgénero.
No hay manera de modificar esta realidad.
Aunque en su ensoñación supongan lo contrario.
CARTAPACIO
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