AVALANCHA

Columna CARTAPACIO Por Raúl Ruiz

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En trabajos anteriores, les he comentado que los ejercicios que aplico para el análisis político, están sustentados en la Ciencia de la Prospectiva, y la Teoría del Caos.

No es la recepción de un pálpito, lo que me impulsa a sostener la posibilidad de éxito o fracaso de tal o cual proyecto político.

Tampoco me mueve la monetización de la pluma para sesgar mi opinión hacia tal o cual candidato. Mi negocio es la asesoría para la construcción y gestión de imagen pública. No la dulcificación del oído del cliente. O los amigos.

Cada jugador tiene las mismas oportunidades, la diferencia estriba en el cúmulo de activos que carga en el morral.

Su trayectoria, su experiencia, sus habilidades personales para conectar con los diversos sectores de la sociedad.

Su capacidad de convencimiento, carisma, empatía.

Recursos suficientes para erigir un proyecto a mediano y largo plazo, con la compañía de un equipo de profesionales que impulsen su figura, su pensamiento, sus ideas y propuestas.

Más todavía, amalgamar un equipo de creativos en materia de política electoral, sentido de gobernanza, y otros activos de alcance, y trascendencia.

Y por supuesto, los especialistas en comunicación que intentarán colocar al personaje en el pensamiento y conciencia del elector.

Establecer estrategias de comunicación profesionales, y por supuesto, un plan maestro que conjugue todos los elementos que le da la vestidura.

Creer que su aparición en las carteleras, posters, volantes, engomados; danzar alegremente en los cruceros, y demás parafernalia publicitaria, les dará el triunfo electoral, es hacerse tontos a sí mismos.

La construcción de una imagen pública competitiva requiere de años, obvio, si se pretende competir profesionalmente en la política.

Todo lo anterior es parte del equipaje con el cual, el aspirante viaja hacia los manglares del inframundo donde habitan LAS PERCEPCIONES.

Y aquí en la aldea, lo que se percibe en el terreno, es que sólo hay dos personajes en pugna.

Cruz Pérez Cuéllar y Rogelio Loya Luna.

Con una diferencia abismal entre uno y otro.

Los otros cuatro aspirantes a la alcaldía, sólo juegan a conseguir los mínimos porcentajes de votación, que les permitan a su partido no perder su registro, y tener oportunidad de competir para las próximas elecciones.

A todo lo anterior, hay que añadir el tema vital que significa la construcción del andamiaje electoral.

Cubrir las casillas con personal que defienda el voto el día de la elección, y lo más importante… provocar el acercamiento de sus simpatizantes a depositar su voto.

Y finalmente proporcionarles las facilidades para que puedan llegar diligentemente a la urna.

Como podrán ustedes apreciar, la contienda está muy dispareja.

Y no es con campañas negras como se ganan las elecciones.

No necesito dar el nombre del ganador.

Haga usted sus conjeturas y sin soñar que un milagro pueda cambiar el curso de la avalancha, defina su pronóstico.

CARTAPACIO

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