Era de madrugada cuando aparece inbox un mensaje:
Don Raúl, su número de teléfono por favor.
El remitente, Daniel Pando, inefable actor en el culebrón telenovelero contra Cruz Pérez Cuéllar, respecto a la casa donde fue desalojada su familia con lujo de violencia.
Y agarro y que le pregunto… ¿es usted el perseguido por fiscalía anticorrupción por el supuesto delito de enriquecimiento ilícito?
Y agarra y que me contesta… Siempre he sido un hombre de negocios. Muchos años de ser desarrollador inmobiliario.
Este señalamiento me ofende, pero sobre todo me afecta, porque el aseguramiento de dos de mis propiedades es abusivo, ilegal y tendencioso.
Y agarro y que le aviento un slider… pues se dice que esa mansión tiene un valor de 35 millones de pesos y que usted no pudo comprarla con su salario como funcionario público.
Y agarra y que se me encabrona… ¡en primer lugar, yo pagué 10 millones de pesos, ese es su valor. Y en segundo, la estoy pagando a plazos. No escondo nada, tengo las escrituras de todas mis propiedades en orden.
Y agarro y que le suelto la recta… En la mesa de los especuleros del Sanborns corre el borrego que Daniel Pando ya se peló. Que anda a salto de mata.
Y agarra y que refunfuña… ¡Quién dijo eso!, que me lo sostenga.
Y agarro y que le tiro el pial… recuerde que es una mesa donde retoza la especulación como deporte de temporada. Puro especulero. ¿Por qué no va y nos echamos un cafecito para despejar todas estas dudas?
Y agarra que me responde… Yo no me pelo. Tengo muchos negocios aquí, como para detenerme así nomás. Mis abogados ya tienen cartas en el asunto, y el lunes estaré con los especuleros.
Ahí espérenme.
CARTAPACIO
Conectajuarez no se hace responsable de los puntos de opinión de los columnistas que participan en este medio de comunicación, es responsabilidad única de quien lo escribe, el autor sostiene cada uno de sus argumentos.
