Mamá héroe

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A los 24 años, María Teresa tuvo a su primer hijo, Héctor, quien nació prematuro a los 7 meses en un parto complicado y fue diagnosticado con trastorno del espectro autista-síndrome de Asperger y discapacidad intelectual leve

Para María Teresa Rosado Balleza, cada día es un reto como madre soltera de tres hijos, uno de los cuales tiene discapacidad intelectual y síndrome de Asperger. Su rutina debe combinarla con su labor de profesionista y principal sostén del hogar.

Es muy difícil ser mamá soltera, y más si tienes un hijo con discapacidad; nunca estamos preparadas para saber cómo reaccionar, cómo cuidarlo y protegerlo”, comentó María Teresa a Excélsior, quien también enfrentó violencia física y emocional por parte del padre de sus hijos, del cual se separó en 2006. “A pesar de este duro camino, ser mamá es una bendición, un compromiso y una gran responsabilidad, y me encanta ser mamá”, expresó María Teresa, quien también ejerce como contadora, psicóloga y docente. Tiene 49 años y es madre de Héctor, de 24 años, Leslie, de 21, y Valeria, de 19.

A los 24 años, María Teresa tuvo a su primer hijo, Héctor, quien nació prematuro a los 7 meses en un parto complicado y fue diagnosticado con trastorno del espectro autista-síndrome de Asperger y discapacidad intelectual leve; sin embargo, los médicos aseguraron que estaba en perfectas condiciones, “lo que fue mentira”, dijo Teresa, ya que su crecimiento no fue normal.

Hoy, Héctor tiene 24 años y requiere supervisión constante. “Hay que repetirle todos los días sus actividades básicas; por ejemplo, se puede poner los zapatos al revés y así puede estar todo el día, o la ropa al revés”, señaló.

Mi esposo, al saber el diagnóstico de nuestro hijo, no lo creía y me culpó, se desesperaba con él, no le tenía paciencia, decía que yo no lo sabía educar y que por consentirlo no podía hacer ni las cosas básicas. “En 2006 me divorcié porque el padre de mis hijos comenzó a violentarme física y emocionalmente, hasta llegar a los golpes que me enviaron al hospital y en ese momento interpuse la demanda de divorcio necesario. Ahí sentí que caía a un vacío; me sentía sola, pero mis hijos y mi familia me dieron esa fuerza que me impulsa a seguir la batalla”, dijo María Teresa, que durante años también ha batallado para encontrar una escuela adecuada para Héctor.

“Ser mamá soltera y con un hijo con discapacidad es una tarea titánica, pues nadie nos enseña qué cuidados debemos tener, y esto se agrava por la falta de escuelas y hospitales que atiendan a estas personas con discapacidad, y las que hay son muy caras; algunas escuelas públicas solo apoyan después de la secundaria con un oficio y no hay nada para los adultos, por ello recurrimos a escuelas privadas. También los medicamentos psiquiátricos son muy caros, tenemos que acompañar a nuestros hijos a todos lados y eso implica pasajes, no podemos dejarlos solos y en otros casos pagar para que los lleven y los honorarios de los psiquiatras, psicólogos y médicos especialistas son altos”, expresó.

Teresa Rosado Balleza subrayó que su mayor preocupación es algún día llegar a faltar, por lo que hoy se ocupa y le está enseñando a Héctor a realizar sus tareas básicas, como cocinar algo sencillo, tomar el transporte público, lavar su ropa y a dar cambio, ya que planea poner una rosticería para que su hijo pueda trabajar en atención al cliente y ha hecho simulacros de cómo lo realizará. Afortunadamente, cuenta con el apoyo de sus dos hijas y su familia que, en algún momento cuando ya no esté, lo seguirán apoyando.

A las nuevas mamás solteras y que tienen a sus hijos con alguna discapacidad les digo que, aunque parezca el fin del mundo, este es el comienzo de una vida llena de satisfacción. El primer paso es no culparnos, aceptar que nuestro hijo tiene una condición y debemos trabajar ese duelo, levantarnos y ocuparnos en hacerlos lo más autosuficientes posibles. No nos preocupemos tanto por el futuro, vivamos con ellos el presente y agradezcamos que somos mamás especiales, que tenemos a unos ángeles en nuestras vidas y eso es increíble porque al paso del tiempo nos volvemos incansables, fuertes, creativas, todo para poder cuidar y proteger a nuestros hijos”, agregó.