Las gemelas ucranianas, Maryna y Vladyslava Aleksiiv, revelan que es duro concentrarse cuando su país está en guerra. Han sobrevivido a los bombardeos y huido de su ciudad
Cuando se practica la natación artística, la sonrisa es obligada y para Maryna y Vladyslava Aleksiiva, gemelas ucranianas que sueñan con el oro en los Juegos de París, entrenarse bajo las bombas no ha cambiado nada.
Las hermanas de 23 años, medalla de bronce en Tokio en 2021, figuran entre las mayores esperanzas de Ucrania de obtener una medalla en los Juegos que comenzarán en la capital francesa el 26 de julio.
En más de dos años de guerra, estas dos deportistas de sonrisa luminosa han tenido que superar muchas pruebas para poder entrenarse, como huir de su ciudad natal y sobrevivir a los bombardeos, pero también les han hecho superarse y ganar en determinación.
En su Jarkov natal se entrenaron durante meses en una piscina sin vidrieras, destruidas en un ataque con misiles en 2022, y sin generador para calentar el agua de la pileta cuando hay cortes de electricidad.
Cuando las explosiones se escuchaban muy cerca, tenían que “bajar corriendo al sótano, con el bañador empapado”, recuerda Maryna.
Esta ciudad al noroeste del país está apenas a una treintena de km de la frontera con Rusia.
“Todo fue bombardeado: nuestra piscina, donde habíamos empezado a entrenar, nuestra escuela, el casco antiguo”, añade este joven de tez pálida, ojos grises y larga melena de color castaño… idéntica a su hermana.
El inicio de la invasión lanzada en febrero de 2022, las fuerzas rusas se apoderaron de zonas enteras de esa región y, aunque luego los soldados ucranianos han logrado el repliegue de sus enemigos, continúan los intensos bombardeos.
Pero Jarkov es el epicentro de la escena nacional de la natación artística… y su casa.
Permanecieron allá el mayor tiempo posible, hasta que la situación ya fue insostenible.
“MOSTRAR QUE UCRANIA SIGUE VIVA”
Durante más de un año, periodistas han seguido a estas deportistas en su odisea desde Jarkov a París, pasando por Kiev, Montpellier (sudeste de Francia) y Fukuoka (Japón).
“Cuando comenzó la guerra, no sabíamos qué hacer”, asegura Vladyslava, la más tímida de las dos, por lo que a menudo deja que su hermana acabe las frases.
“Luego comprendimos que nuestro principal objetivo sería dar muestras de valentía en todo el mundo durante las competiciones… Para mostrar que Ucrania sigue viva”, acaba Maryna.
En los primeros días del conflicto, cuando los tanques rusos alcanzaron la periferia de Jarkov, las gemelas tuvieron que huir, dejando atrás incluso sus coloridos bañadores.
Evacuadas junto al resto del equipo ucraniano de natación artística, primero se refugiaron en Italia, donde se entrenaron durante medio año, lejos de los bombardeos, pero inquietas por la suerte de sus allegados, por lo que decidieron regresar al país.
Primero en Kiev, “durmiendo por las noches en un pasillo de un refugio anti-bombas”. Y finalmente de nuevo en Jarkov.
“AMIGOS MUERTOS”
Aunque sea más peligroso, “es mejor permanecer todos juntos, (incluso) sin electricidad ni música para entrenarse”, dice Vladyslava, conocida simplemente como ‘Vlada’.
Durante meses no abandonaron su ciudad, salvo para viajar al extranjero para competir.
Como en mayo de 2023 en Montpellier, donde, al margen de una prueba de la Copa del Mundo de natación artística (disciplina antes conocida como natación sincronizada), pudieron aprovechar de una jornada de relax, visitar el centro de la ciudad mediterránea y degustar incluso un helado.
Pero la guerra nunca está lejos. “Llamé por teléfono a mamá ayer y hubo una alerta aérea. Estaba un poco nerviosa”, explicó entonces Maryna. En Montpellier ganaron el oro en el programa libre de dúos.
En el Mundial de natación de Fukuoka, en julio de 2023, después de su actuación en dúo libre, acabaron en la sexta plaza, un resultado decepcionante para ellas.
“Es duro concentrarse cuando tu país está en guerra”, suspira Vlada. “Tenemos amigos deportistas que han muerto en combate defendiendo nuestro país (…) Es un periodo horrible”.
ALERTAS AÉREAS
En el apartamento de Maryna en Jarkov, un día de noviembre, cuando suena la alerta aérea, apenas ni se inmutan.
“Las sirenas suenas cinco o seis veces al día. Por la noche también. Es algo normal”, explicó la joven.
Ese domingo, día de descanso, escuchan un disco de Edith Piaf elegido entre la colección de vinilos de su abuelo, tiradas en el sofá, con vaqueros y ligeramente maquilladas. Una imagen simple que contrasta con las lentejuelas y las poses teatrales en los días de competición.
Habitualmente se entrenan a partir de las 06:30, seis días a la semana. “Miramos la actualidad y cuando vemos que todo va bien, seguimos entrenando. En caso de peligro vamos al refugio”, explica Vlada.
Una rutina diaria en tiempos de guerra casi consolidada, pero que tiene sus límites. Para la última parte de la preparación olímpica, las gemelas se deciden en febrero marchar de nuevo a Kiev.
“Comprendimos que no podíamos tener una buena preparación en Jarkov como consecuencia de las explosiones, entre cinco y diez al día”, explicó Maryna.
A comienzos de mayo, las fuerzas rusas lanzaron una nueva ofensiva en la región de Jarkov, destruyendo un gimnasio, con varios jóvenes judocas heridos.
En Kiev, pese a que la situación es menos tensa que en su ciudad natal, tampoco están a salvo de la guerra.
“A veces es como una película de terror”, describe Vlada. “A veces, en plena noche, tienes que saltar de la cama (por las explosiones) sin saber muy bien dónde correr”.
“Y (al día siguiente) hay que entrenarse, zambullirse en el agua y continuar con los entrenamientos y la preparación para los Juegos Olímpicos”.
“Es muy duro mental y emocionalmente. Físicamente aguantas, pero mentalmente es duro”, coinciden las dos.
“UNAS ESTRELLAS”
A pesar de todo, Maryna y Vladyslava lograron la clasificación olímpica en febrero pasado en el Mundial de Doha.
Las hermanas Aleksiiva comenzaron este deporte cuando era niñas, bajo la batuta de una entrenadora local, Maryna Krykunova, que hoy les diseña los bañadores.
“Desde que entraron en la piscina y las vi, estuve segura de que serían futuras estrellas porque eran grandes para su edad, delgadas, con una bonita postura, una bonita forma y piernas largas”, recuerda.
Su preparación también se ha visto alterada por un reciente cambio del sistema de puntuación de su disciplina, con más peso de los elementos técnicos y no tanto en el efecto artístico.
“Nuestros entrenadores no están contentos con el cambio de reglamento”, dice Maryna, para la que el nuevo sistema no fomenta lo artístico, un obstáculo para el que han tenido que prepararse en “condiciones desiguales” con respecto a sus rivales.
Rusia, país tradicionalmente dominador en este deporte, no participará en los Juegos, al haberse excluido de competición a todos los equipos rusos tras la invasión de Ucrania.
HONOR Y RESPONSABILIDAD
Pero en diciembre, el Comité Olímpico Internacional (COI) autorizó a deportistas rusos y bielorrusos a participar en los Juegos a condición de hacerlo bajo bandera neutra, en pruebas individuales y siempre que no hayan apoyado activamente la invasión de Ucrania.
Una decisión criticada por el ministerio de Relaciones Exteriores ucraniano.
Para las gemelas, estos Juegos son “realmente el momento más importante” de sus vidas. Ganar una medalla también sería una respuesta a sus rivales rusas.
“Es un gran honor para nosotras y para toda Ucrania, en estos momentos, representar a nuestro país en los Juegos Olímpicos, sobre todo en tiempos de guerra”, admitió Vlada en mayo en París al margen de una prueba de la Copa del Mundo de natación artística. “Y una gran responsabilidad”.