LA TRAMPA DE LAS VIDAS “PERFECTAS”

ESENCIA Y VOZ Por Karina Villegas

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Imagen tomada de la web

Vivimos en una era donde todo se comparte. Las redes sociales son escaparates de momentos felices, logros personales, rutinas de belleza, viajes y éxitos. Desde la palma de la mano, vemos cientos de vidas que parecen envidiables: rostros sin arrugas, amistades perfectas, relaciones amorosas sin grietas. Pero, ¿qué tan reales son esas imágenes? ¿Qué nos pasa emocionalmente cuando no alcanzamos esa “perfección” que otros muestran?

La presión por proyectar una vida ideal no es superficial: es una carga silenciosa que muchas mujeres, especialmente las más jóvenes, cargan todos los días. Lo que parecía ser solo entretenimiento se ha convertido en un estándar, en una vara con la que muchas se miden —y a veces, se lastiman.

Y entonces, casos como el de Valeria Márquez, influencer de 23 años -con casi 200,000 seguidores- que fue asesinada durante una transmisión en vivo desde su salón de Belleza en Zapopan, Jalisco nos sacuden de golpe. No solo por la brutalidad del acto, sino por lo que representa: una vida cuidadosamente curada para las redes, interrumpida por una realidad violenta que probablemente llevaba tiempo gestándose fuera de cámara.

Según las primeras versiones, Valeria había recibido amenazas y estaba incómoda esperando un regalo costoso que habían enviado a su negocio y según lo que le comunicaron, buscaban entregárselo de manera personal. La Fiscalía de Jalisco ha informado que investiga el crimen como un feminicidio por encargo. Aunque no hay implicaciones legales claras aún, se ha citado a declarar a personas cercanas a ella, entre ellas una amiga que presuntamente insistió en que permaneciera en el salón ese día. Este hecho ha alimentado teorías de traición dentro de su entorno más cercano.

Este caso también evidencia cómo, detrás del maquillaje perfecto y los videos editados, muchas jóvenes pueden estar viviendo angustia, presiones o incluso amenazas. Estudios recientes confirman que el uso excesivo de redes sociales está ligado a una disminución de la autoestima y un incremento en la ansiedad y depresión, particularmente en mujeres adolescentes. En paralelo, el uso constante de filtros de belleza ha provocado un aumento de diagnósticos de dismorfia corporal.

Además, el 60% de las mujeres jóvenes mexicanas ha reportado haber sufrido acoso digital, lo que refuerza que mostrarse en línea, especialmente siendo mujer, es también una exposición a riesgos reales: son objeto de amenazas, chantajes y, en casos extremos, de violencia mortal.

No se trata de dejar las redes, sino de dejar de idealizarlas. Las plataformas pueden ser espacios de expresión, muchos hemos encontrado en ellas una plataforma para alzar la voz, crear comunidad y abrir caminos, pero también en muchas ocasiones son espacios de comparación tóxica. El caso de Valeria es una alerta dolorosa: nos muestra que las vidas que más brillan en pantalla pueden estar viviendo sombras que no se publican.

Hoy, Valeria ya no está. Pero su historia puede servir para despertar algo en nosotros. Para mirarnos al espejo —sin filtros— y recordar que ninguna vida debería ponerse en riesgo por perseguir admiración, likes o seguidores. A veces los reflejos del éxito en redes despiertan en otros sentimientos que no vemos venir. Y es que la seguridad, la paz y la vida valen mucho más que cualquier estatus virtual.

Conectajuarez no se hace responsable de los puntos de opinión de los columnistas que participan en este medio de comunicación, es responsabilidad única de quien lo escribe, el autor sostiene cada uno de sus argumentos.