Etchohuaquila y el origen del Toro Valenzuela

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Empezó a jugar beisbol a los 13 años por influencia de sus hermanos mayores; siempre quería ser pitcher, pero al inicio no lo dejaban, para cuidarle el brazo

Las manos de una partera trajeron al menor de los 12 hermanos, quien llegó para iluminar el poblado sonorense de Etchohuaquila, que en la década de los 60 no contaba con luz eléctrica.

La familia Valenzuela Anguamea, que habitaba un cuarto de paredes de adobe y piso de tierra, celebró la llegada del nuevo miembro aquel 1 de noviembre de 1960. El socoyote, como se le conoce al benjamín en algunas regiones del norte del país, recibió el nombre de Fernando.

Mi familia siempre fue unida, ayudándonos los unos a los otros. El ser el último de los hermanos en ocasiones te ayuda, pero a veces te hacen menos. Casi siempre fui chiqueado”, recordó el sonorense sobre sus primeros años.

Sus padres y hermanos trabajaban en la siembra de maíz, garbanzo y trigo.

En ocasiones el que llegara primero a casa alcanzaba comida”, comentó Valenzuela, quien tenía a la sopa de fideo y las quesadillas, que preparaba su mamá, como sus favoritas.

Los padres sacrifican muchas cosas para darle lo mejor a sus hijos. Ellos trabajaron para que los demás de mis hermanos fueran progresando en cualquier carrera, en lo que más nos gustara”.

El primer juguete de Fernando Valenzuela fue un balero que armó con una lata y un palito. Luego llegaron las canicas.

*Los primeros trofeos que obtuvo el lanzador
mexicano en torneos juveniles de beisbol.

El beisbol no le llamaba la atención hasta que vio jugar a sus hermanos. Fue a los 13 años que tuvo la oportunidad de jugar en el campo de Etchohuaquila.

Desde un principio le llamó la atención la loma de pitcheo, pero sus hermanos mayores lo cuidaron, ya que le decían que su brazo no tenía todavía la suficiente fuerza para lanzar, por lo que lo enviaban al jardín derecho, posición en la que Fernando se aburría, debido a que casi no le salían batazos por esa zona.

Yo quería lanzar, porque en el beisbol sin el pitcher nada pasa. Ahí se lleva el control de lo que va a suceder, el pitcher es el que lleva el control del juego”.

SUBIÓ A LA LOMA POR PRIMERA VEZ A LOS 15 AÑOS

A los 15 años fue cuando recibió la primera oportunidad de subir a la loma y desde entonces demostró que era el lugar indicado.

Fernando era muy serio, pero jugaba bien, yo lo ponía a jugar de jardinero y también a pitchear. Era un buen bateador también”, recordó Nacho Parra, su primer manager en los Piratas de Etchohuaquila.

*Los pequeños en Etchohuaquila
tenían al beisbol como el pasatiempo principal.

Parra Escalante, quien murió en 2021, recordó el paso exitoso de aquel equipo que enfrentaba a otros ejidos.

Ganamos cuatro campeonatos, desde que me fui ya no han ganado nada”, contó Parra, quien era compadre del papá de Fernando. “A Avelino no le gustaba el beisbol y nunca iba al campo. Yo dirigí a todos sus hermanos de Fernando. Rafael era muy bueno, pudo llegar lejos, pero no quiso dejar a la novia.”

José María Lino Espinoza, otro habitante de Etchohuaquila y quien es cuñado de Fernando, recordó las hazañas del pitcher y presumió que le tocó ser ampáyer del último juego que lanzó en aquel famoso campo.

Me dio mucho gusto que siendo de un rancho haya salido bueno. Lo traía como un don, yo fui el ampayer en su último partido de aquí.

Desde chavalo mostró su calidad, de cómo pitcheaba y mostraba valentía. Sus ánimos de seguir adelante.

El apellido Valenzuela es común en Etchohuaquila, pero eso no quiere decir que todos sean familiares de Fernando, aunque por supuesto conocieron sus hazañas como el caso de Salvador, quien incluso llegó a jugar contra él.

Era muy buen pitcher, recuerdo que levantaba mucho la pierna para lanzar… lo de la mirada al cielo, nunca le puse atención, no sé si ya lo hacía aquí”, expresó Salvador.

Etchohuaquila, un pequeño poblado entre Navojoa y Ciudad Obregón, vio nacer al famoso lanzador y fue gracias a él que apareció en el mapa.

El campo de beisbol de tierra, en el que Fernando dio sus primeros pasos en el Rey de los deportes aún se mantiene en pie. Las nuevas generaciones que ahí juegan sólo conocen la leyenda del Toro Valenzuela por videos de internet. Desde que se desató la Fernandomanía, por este pintoresco lugar, han desfilado famosos personajes, periodistas internacionales y aficionados deseosos de conocer la cuna de quien consideran su héroe.