¿EMPODERADAS O DESUBICADAS?

: Tenemos la voz… y gritamos cualquier cosa P´S CADA QUIEN Por Sonia Espino

0
709

A lo largo de la historia, muchísimas mujeres han enaltecido nuestro género, sobresaliendo en espacios que parecían imposibles para nosotras, marcando un camino hacia la visibilidad de nuestras capacidades.

Pero… por una absurda necesidad de competir contra los hombres, y por una idea errónea de libertad —que, desafortunadamente, hemos convertido en libertinaje— hemos llegado a una penosa desvirtuación.

Hoy es trabajo de las que no estamos de acuerdo con la forma en que algunas se manejan, buscar una reivindicación que nos devuelva la credibilidad que antes teníamos, y que en gran medida nos caracterizaba. Porque había, de alguna manera, una coherencia entre nuestros actos y nuestras palabras.

Si eres madre soltera y desafortunadamente debes asumir todas las responsabilidades, eso no te convierte en padre y madre. Eres madre, y eso es suficiente y enorme. Hay que recordar que los roles existen por una razón, y que, al alterarlos por necesidad o conveniencia, estamos empujando a la sociedad a que se pierda aún más. Todos ejecutamos un rol social y familiar, que no debemos querer moldearlo a nuestra conveniencia.

Se puso de moda decir que las mujeres “facturan”, pero no importa cómo. Y si vamos a llamar a las cosas por su nombre, que tu amor en turno cubra tus necesidades —y un poco más— no te convierte en empresaria; te convierte en una vividora.

Estamos chingue y jode por más presencia femenina en todos los ámbitos, y se nos cumplió el deseo. Solo por citar un ejemplo: somos uno de los pocos países con una presidenta. Y, siendo sinceras, no ha brillado por su inteligencia. La traigo a colación porque, nos guste o no, es la mayor representante de nuestro género en este momento.

Estamos atrapadas en un bucle de competencia, queriendo demostrar todo el tiempo que somos mejores, cuando en realidad esto no se trata de ser mejor que nadie, sino de mejorar. Algunas mujeres están como el chiste de los testigos de Jehová: les abren la puerta y no saben qué hacer.

Es bien sabido que se necesitan dos para iniciar una pelea, y esta batalla la vamos perdiendo, preciosas. Estamos peleando contra el enemigo equivocado. Porque los hombres no están reclamando igualdad de género. De hecho, dudo que sepan que les hemos declarado una guerra. Nuestro verdadero enemigo somos nosotras mismas.

Cada vez es más común ver y escuchar casos de mujeres que, escudándose en la vulnerabilidad que históricamente hemos tenido, usan de arma un tema tan delicado como la violencia de género para chantajear a algunos hombres. Amenazarlos con acusaciones falsas de abuso si no ceden a lo que se les pide, me resulta repugnante.

Y no hablo de todas. Hablo de esa fracción de mujeres que distorsionan la realidad —si usted no está en ese grupo, no se ofenda: el saco no le queda — creyendo que menospreciar a los hombres es una forma de empoderarse. No hay verdad más lejana que esa.

Por supuesto que no sugiero que, como mujer, te quedes en casa sirviendo a tu esposo e hijos, olvidándote de ti. Al contrario: debes amarte tanto, que no te duela priorizarte, ni considerar esto como un gesto egoísta. Porque la felicidad es un acto de amor propio que solo tú puedes regalarte.

Estudia, prepárate, aprende, cultívate, márcate metas. Busca alguna actividad que te ayude a sentirte realizada y viva.

Si lo pensamos bien, las mujeres tenemos una influencia profunda en la vida de los hombres. Desde nuestro rol como madres, somos la primera figura que les enseña el respeto, el cuidado y los vínculos afectivos. Ese lazo que se construye en la infancia es único y poderoso. Lo mismo ocurre cuando somos esposas, hermanas, tías o amigas: nuestra presencia tiene el poder de marcar, de formar, de inspirar, y también —cuando se distorsiona— de manipular o herir.

Las invito y exhorto a replantearnos si esta disputa realmente vale la pena. Porque lo que estamos perdiendo no es poder, sino credibilidad. Y en el camino, también, nuestra salud mental.

”LA LIBERTAD SIN CONCIENCIA ES SOLO UN RUIDO MOLESTO”

Pero… P´S CADA QUIEN.

Conectajuarez no se hace responsable de los puntos de opinión de los columnistas que participan en este medio de comunicación, es responsabilidad única de quien lo escribe, el autor sostiene cada uno de sus argumentos.