“Otra ‘videocopa’ con los amigos, ¡voy a volverme alcohólico!”; “Con el teletrabajo, puedo encenderme un cigarrillo a cada momento de contrariedad”… Los testimonios sobre las tentaciones adictivas durante el confinamiento se multiplican en las redes sociales, mientras los especialistas advierten de sus riesgos.
La relación entre las situaciones de estrés traumático y el consumo está de sobras establecida. Respondemos con los productos de siempre: calmantes, alcohol, drogas recreativas”, explica Philippe Batel, psiquiatra y adictólogo francés.
En situación de confinamiento, la mayoría de estrategias de adaptación al estrés, como el deporte o las salidas, no se dan. Pero cada vez hay más estrés. Y la estrategia de adaptación que sigue disponible es el uso de estas sustancias”, corrobora Elsa Taschini, psicóloga especialista.
La Organización Mundial de la Salud abunda: “No busquen canalizar sus emociones fumando, bebiendo alcohol o consumiendo productos estupefacientes”, subraya en sus recomendaciones para “hacer frente al estrés” durante la pandemia.
ESTANCOS Y LICORERÍAS ABIERTOS
Sin embargo, en países como España y Francia los estancos están autorizados a seguir abiertos y en el país galo, después de un momento de duda, se permitió a las licorerías mantener su actividad.
Para los fumadores, dependientes de la nicotina, el reto es aún mayor.
Cuando uno está encerrado, no es el momento de privarse”, afirma el doctor Bertrand Dautzenberg, secretario general de la Alianza francesa contra el Tabaco. “Lo mejor es reemplazarlo con parches, sustitutos o el cigarrillo electrónico. Pero también podemos decirnos: ‘Es un momento complicado, ¿qué puedo hacer que sea positivo? Dejar de fumar'”.
“Hay que lograr controlar las ganas”, subraya Nathalie Latour, delegada general de la Federación Adicción. “Preguntarse, ‘¿puedo encontrar otra cosa?'”, y no solamente para el caso del tabaco, explica.
Asistimos a la multiplicación de las ‘e-copas’, debido a una necesidad de jovialidad, de descompresión, que se asocia al consumo de alcohol”, asegura esta especialista. “Hay que evitar caer en el acto reflejo: jovialidad igual a alcohol, estrés igual a alcohol”.
Cuanto más se prolongue el confinamiento, mayores pueden ser los efectos negativos, según Batel.
El consumo responde a una expectativa: creemos que nos va a apaciguar, que nos va a permitir mantener las cosas en perspectiva. Pero este efecto es cada vez menos palpable y el beneficio esperado tiende más al lado opuesto”, esto es, al carácter depresivo y ansioso que provoca el (sobre)consumo de alcohol, afirma.