¿Cerebro humano, el escondite del Covid-19?

Estudio revela que presencia del virus puede ser hasta 1,000 veces mayor que en pulmones; causaría pérdida de hasta 10 años de conocimiento cognitivo, indica el epidemiólogo Eric Feigl-Ding

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El coronavirus SARS-CoV-2, además de provocar infecciones respiratorias, puede “esconderse” en el cerebro y desde ahí volver a atacar para causar recaídas, e incluso la muerte, en pacientes que parecían estar recuperándose, reveló un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Georgia, en Estados Unidos, y publicado en la revista Viruses.

Los investigadores encontraron que los niveles de virus en los pulmones alcanzan su punto máximo tres días después de la infección y luego comienzan a disminuir; sin embargo, los niveles de coronavirus en el cerebro eran aproximadamente mil veces más altos que en otras partes del cuerpo.

Al referirse al estudio, el Epidemiólogo de la Universidad de Harvard, Eric Feigl-Ding, señaló en entrevista con Pascal Beltrán del Río, para Imagen Multicast que  la investigación “es sumamente reveladora, para mostrar por qué la enfermedad puede permanecer durante mucho tiempo en los organismos, tanto en el cerebro, en el sistema nervioso central”, y seguir provocando reacciones graves, durante varios meses, “después de recuperarse, y muchos meses después de que se le detectó el virus”.

De ahí, afirmó el epidemiólogo, “que se pueda mencionar el llamado Covid-largo”, porque las personas que tienen una larga convalecencia por Covid tienden a desarrollar falta de concentración, e incluso pueden perder entre cuatro y ocho puntos de coeficiente intelectual, “esto equivale a 10 años de conocimiento cognitivo”.

Pormenorizó que “pruebas en ratones muestran que el alojamiento del coronavirus en el cebero, puede ser hasta mil veces mayor la presencia del virus en el cerebro, que en los pulmones”.

Los investigadores de la Universidad de Georgia estiman que  la gravedad de la enfermedad y los tipos de síntomas que experimentan diferentes personas podrían, depender no solo de la cantidad de virus a los que estuvo expuesta una persona, sino de cómo ingresó a su cuerpo. Los conductos nasales “proporcionan un camino más directo al cerebro que a la boca”, destacan.

Una vez que las infecciones virales llegan al cerebro, desencadenan una respuesta inflamatoria que puede persistir indefinidamente y causar un daño continuo”, advierten.

El doctor Fiegl-Ding señaló que “es preocupante que las nuevas variantes del Covid-19, como la británica B-117, sea más contagiosa, hasta 50 por ciento, y probablemente 30 por ciento más mortífera.

“Mientras, la variante sudafricana tiene la capacidad de evadir el sistema inmune de las personas que ya se habían contagiado de Covid”, lo que prende las alertas de qué tan eficientes serían las vacunas contra el virus, que ya se están aplicando, como la de Pfizer y la de Moderna.

Pormenorizó que “es una mala noticia, el que la variante británica no solo es más sea contagiosa, por lo que, potencialmente, puede matar a más personas, sin que crea una enfermedad más severa”.

“Si antes se morían 10 personas de cada 10 mil, con esta nueva variante podrían fallecer entre 13 y 14”, advirtió.

Destacó que, dada la peligrosidad de estas nuevas variantes, “los países deben hacer una secuenciación genética para saber si estas están presentes, y en qué medida”, como Dinamarca, que, “a parte de la prueba PCR, se está haciendo esta secuenciación genética, para saber cómo se está comportando la mutación del virus”, señaló.

Concluyó que, por el mayor contagio que producen estas variantes, es importante que países como Alemania, Austria y otros, estén obligando al uso de mascarillas de alto espectro, como la N95 o FFP2, porque con una menor cantidad del virus, una persona puede quedar infectada”.