Algunos de los síntomas son el retraso para aprender a hablar y leer, así como la dificultar para aprender palabras nuevas, sin embargo las personas que lo padecen pueden salir adelante en la escuela con el apoyo de sus familias y de tutores de educación especializada.
Debido a que no existe una sola prueba que pueda diagnosticar la dislexia, se aconseja a los padres de familia permanecer al pendiente del rendimiento escolar de sus hijos y llevarlos a valoración médica con un profesional de la salud de forma regular.
Además, la detección y evaluación tempranas pueden ayudar a determinar las necesidades específicas y el tratamiento adecuado para la persona con este padecimiento, pues las personas con dislexia que reciben ayuda en la infancia a menudo mejoran sus habilidades de lectura lo suficiente.