El nombre de este ortopoxvirus se decidió cuando se descubrió en 1958, antes de que se adoptaran las prácticas óptimas actuales para nombrar las enfermedades, los virus y las enfermedades que provocan. Para nombrar a las principales variantes de los virus, en esa época se utilizaban las zonas geográficas donde estaban en circulación.
Actualmente, lo recomendable es tratar de que las denominaciones de los virus recién identificados, sus variantes y las enfermedades que causan no resulten ofensivas para ningún grupo cultural, social, nacional, regional, profesional o étnico y de atenuar las repercusiones negativas de estas denominaciones en el comercio, los viajes, el turismo y el bienestar de los animales.
Enfermedades: la OMS se encarga de asignar nuevos nombres a las enfermedades en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) y la Familia de Clasificaciones Internacionales. La Organización está celebrando consultas abiertas para cambiar el nombre de la viruela símica. Pueden enviarse sugerencias en esta página, haciendo clic en la opción «Add proposals».
Virus: la denominación de las especies víricas compete al Comité Internacional de Taxonomía de Virus, que ya ha puesto en marcha el proceso de cambio de las denominaciones del ortopoxvirus causante de la viruela símica.
Variantes/clados: los científicos suelen consensuar los nombres de las variantes de los patógenos. Para llegar a un acuerdo más rápidamente durante el brote actual, la OMS convocó una reunión especial el 8 de agosto a fin de que los virólogos y los expertos en salud pública acordaran la nueva terminología.
Un grupo de expertos en ortopoxvirus y en biología evolutiva, así como de representantes de institutos de investigación de todo el mundo, revisaron la filogenia y la nomenclatura de las variantes y clados conocidos y nuevos de este ortopoxvirus. Los científicos examinaron las características y la evolución de las variantes del virus, las aparentes diferencias filogenéticas y clínicas existentes entre ellas y sus posibles repercusiones para la salud pública; además, debatieron acerca de la investigación sobre este virus y su evolución en el futuro.
El grupo alcanzó un consenso sobre la nueva nomenclatura para los clados del virus, que se ajusta a las prácticas idóneas, y acordaron la forma de consignarlos y clasificarlos en los archivos de secuencias genómicas.
De común acuerdo, decidieron que los clados de la cuenca del Congo (África central) y de África occidental se denominen ahora clado uno (I) y clado dos (II) y determinaron que el clado II abarca dos subclados.
En la nueva nomenclatura, los clados se representan con números romanos y a los subclados se les añaden caracteres alfanuméricos en minúscula. A partir de ahora, nos referiremos al clado I, el clado IIa y el clado IIb (este último se refiere principalmente el grupo de variantes de amplia circulación durante la epidemia mundial de 2022). Los científicos propondrán los nombres de los linajes a medida que la epidemia vaya evolucionando. Si fuera necesario, se volverá a convocar a los expertos.
Se espera que las nuevas denominaciones de los clados se empiecen a usar de inmediato. En cuanto a los nombres de la enfermedad y del virus, se sigue trabajando para definirlos.