Al menos 1.7 millones se manifiestan en territorio galo contra reforma de pensiones del gobierno; médicos, transportistas y otros sectores protestan en suelo británico
Cientos de miles de manifestantes volvieron a protestar ayer en Francia contra la reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron, la víspera del esperado voto final sobre el texto en el Parlamento.
Queda por ver si Macron puede obtener una mayoría parlamentaria para su plan de aumentar la edad de 62 a 64 años para que los trabajadores puedan aportar más dinero al sistema. De lo contrario, podría correr el riesgo de imponer unilateralmente los impopulares cambios.
El plan también negaría una pensión completa a cualquier persona que se jubile a los 64 años sin haber trabajado durante 43 años; a falta de eso, tendrían que esperar hasta los 67.
Macron ha promovido los cambios como parte central de su visión para hacer que la economía francesa sea más competitiva. Los sindicatos se mantuvieron combativos por la noche, llamando a los legisladores a votar en contra del plan y denunciando los atajos legales del gobierno para hacer avanzar el proyecto de ley como una peligrosa “negación de la democracia”.
“Digo a los parlamentarios: No voten esta ley, está desconectada de la realidad concreta del trabajo”, urgió Laurent Berger, líder del sindicato reformista CFDT, en una manifestación en París.
La octava jornada de protestas coincidió con la reunión entre siete diputados y siete senadores, que consensuaron un texto único para la reforma, un paso clave de cara a su posible adopción hoy.
“Penalizar con dos años más de trabajo es grave cuando se sabe que muchos trabajos son duros y que muchas personas están en paro”, dijo a AFP Cécile Ouedraogo, una jubilada que se manifestó en Burdeos (suroeste).
La policía de París dijo que 37 mil personas participaron en la capital francesa, 11 mil menos que el sábado, incluso cuando las encuestas muestran una oposición generalizada al proyecto de ley de pensiones.
El principal sindicato CGT dijo que 450 mil participaron en París y 1.7 millones en toda Francia.
Los conductores de trenes, maestros de escuela, trabajadores portuarios, trabajadores de refinerías de petróleo y otros se unieron a los recolectores de basura para abandonar sus trabajos el miércoles, maniobrando entre miles de toneladas de basura acumuladas en las aceras de París y otras ciudades francesas.
El ministro del Interior, Gerald Darmanin, pidió al ayuntamiento de París que obligue a algunos de los trabajadores de la basura a regresar al trabajo, calificándolo de un problema de salud pública.
La alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, dijo que apoya la huelga. El portavoz del gobierno, Olivier Véran, advirtió que si ella no cumple, el Ministerio del Interior está listo para actuar en su lugar. El transporte público se ha interrumpido: alrededor de 40% de los trenes de alta velocidad y la mitad de los trenes regionales han sido cancelados.
El Metro de París se ha desacelerado y la autoridad de aviación de Francia advirtió sobre retrasos, ya que 20% de los vuelos en el aeropuerto de París-Orly han sido cancelados.
Los principales líderes sindicales tienen previsto concentrarse el jueves a mediodía ante la Asamblea para un último llamado a los legisladores. El presidente convocó en la noche a su primera ministra, Élisabeth Borne, y a algunos ministros para asegurarse de que la reforma puede someterse a la votación de los diputados y evitar así activar otro polémico procedimiento parlamentario, según su entorno.
Los desafíos económicos han provocado disturbios generalizados en toda Europa occidental.
Acciones para buscar salarios más altos
El miércoles, en Reino Unido, los maestros, los médicos jóvenes y el personal del transporte público estaban en huelga por salarios más altos para igualar los precios en aumento. En España, el gobierno de izquierda se unió a los sindicatos para anunciar un acuerdo “histórico” a fin de salvar el sistema de pensiones elevando los costos de la seguridad social para los salarios más altos.
El Reino Unido está confrontado a un alza de los precios de la alimentación y la energía, con una inflación instalada por encima de 10%.
En Londres, el Metro estaba prácticamente sin actividad debido a la huelga de los conductores. Los médicos de los hospitales están por su parte movilizados desde el lunes.
Los funcionarios también participan en la protesta.
Mientras, el gobierno británico invertirá 94 mil millones de libras (107 mil 700 millones de euros) en dos años para apuntalar el poder adquisitivo, anunció el ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, durante la presentación del presupuesto, en coincidencia con la jornada de huelga por el costo de la vida.
Hunt afirmó ante el Parlamento que el Reino Unido no caerá en “recesión técnica este año”, contrariamente a las previsiones anteriores. La economía británica se contraerá 0.2% este año debido a la debilidad de la actividad en el primer trimestre, precisó el ministro basándose en las nuevas proyecciones del OBR, el organismo público de previsión fiscal.