CREAR CONCIENCIA

Columna CARTAPACIO por Raúl Ruiz

0
81

“Conciencia” es un término que se refiere a la capacidad de ser consciente de uno mismo, del mundo y de las propias acciones y pensamientos.

La conciencia es central en la filosofía, la psicología y la religión, y ha sido objeto de estudio y reflexión por parte de muchos pensadores y tradiciones a lo largo de la historia.

No me voy a detener en reflexiones inútiles.

En términos filosóficos, la conciencia se ha considerado a menudo como la fuente de la experiencia subjetiva y como la base de la identidad personal.

Por eso me preocupa la falta de conciencia del grueso de la sociedad, no sólo en la frontera, sino, en todo el orbe.

Con un poquito de conciencia, tendríamos un mundo mejor.

En la psicología, se ha estudiado la conciencia en relación con la percepción, la memoria, el aprendizaje y la cognición en general.

En la religión, la conciencia ha sido vista como una guía moral e incluso como una puerta hacia lo divino.

En resumen, la conciencia es un concepto complejo y multifacético que ha sido objeto de estudio y reflexión en una amplia gama de disciplinas y contextos.

Esto compromete por lo pronto a psicólogos, curas, pastores y por supuesto políticos, para dotar a la población de algo de conciencia.

“Crear conciencia” significa fomentar la comprensión y el conocimiento sobre un tema o asunto en particular, con el objetivo de generar un cambio de actitud o de comportamiento en las personas.

Este término se utiliza comúnmente en contextos sociales y ambientales, donde se busca sensibilizar a la población sobre ciertos asuntos como el cuidado del medio ambiente, la equidad de género, los derechos humanos, entre otros.

El objetivo de crear conciencia es hacer que las personas se sientan motivadas a actuar en consecuencia, ya sea adoptando hábitos más responsables, participando en proyectos sociales o apoyando iniciativas que promuevan cambios positivos en la comunidad.

¿Las tenemos?

No.

Para crear conciencia, se utilizan diversas estrategias y herramientas, como campañas publicitarias, eventos, charlas, talleres, entre otros, que buscan llegar a un público amplio y generar una reflexión crítica y constructiva sobre el tema en cuestión.

Una inversión cara, que nunca será eficaz, si no se tiene un plan maestro por delante.

La basura, por ejemplo.

La semana pasada, con tristeza vi, que el gobierno municipal, hizo un buen ejercicio en un sector muy popular conocido como Las Torres, pero le faltó un cachito para crear conciencia.

Se trató de la presentación de la Arrolladora Banda Limón.

Evento que atrajo casi 30 mil personas para escucharla en concierto.

Para que esto ocurriera, se desplegó un operativo de limpieza, y emparejamiento del terreno sin precedente.

Camiones y camiones de cascajo y basura salieron de ese sector.

La gente pedía a gritos la presencia de todos los departamentos de servicios públicos municipales.

Vivir por aquellos rumbos era repulsivo.

La inmundicia había cobrado presencia.

Así que, llevar a un conjunto musical del gusto de la perrada, resultó una magnífica idea.

Toda una semana se llevaron a cabo los trabajos de limpieza.

La gente recobró semblante de ser humano. El hedor de la basura cesó. Pero ¿por cuánto tiempo?

Mientras no se produzca simbiosis entre gobierno municipal y sociedad, seguirán los tiraderos de basura.

No hay conciencia.

Ni por parte de la gente, ni del gobierno municipal.

Luego despellejaremos otro tema.

Conectajuarez no se hace responsable de los puntos de opinión de los columnistas que participan en este medio de comunicación, es responsabilidad única de quien lo escribe, el autor sostiene cada uno de sus argumentos.