Los bomberos trataban de enfrentar el siniestro mientras helicópteros, en la oscuridad de la noche, arrojaban agua sobre el flanco oriental de las llamas
Un feroz incendio forestal estalló el miércoles en Los Ángeles justo cuando los bomberos batallaban contra otras tres conflagraciones en el sur de California.
Las llamas empezaron a arder en la madrugada en las laderas de Sepúlveda Pass, donde la Carretera Interestatal 405 atraviesa la Cordillera Santa Mónica. En las cimas de la cordillera se encuentran varias costosas viviendas.
Los bomberos trataban de enfrentar el siniestro mientras helicópteros, en la oscuridad de la noche, arrojaban agua sobre el flanco oriental de las llamas. Se prohibió el tráfico en el carril rumbo norte de la carretera, pero para el sur sí se podía transitar.
El uso de aeronaves para apagar el incendio se veía limitado debido a fuertes vientos, los mismos que acicateaban las llamas. Los aviones y helicópteros, cuyos lanzamientos de agua son claves para aplacar el fuego, tienen que permanecer en tierra debido a la peligrosidad de volar en medio de vendavales tan intensos. Las ráfagas ascendían a más 80 kilómetros por hora (50 millas por hora).
Los jefes del operativo ansiaban hacer despegar las aeronaves el miércoles por la mañana pero todos los pronósticos indicaban que el viento será igual de fuerte. Las llamas han llevado a la evacuación de casi 200.000 personas, han destrozado casi 200 viviendas y siguen fuera de control.
“No son buenas las probabilidades de contener este incendio”, dijo el jefe de bomberos del condado Ventura, Mark Lorenzen.
“A decir verdad, será la Madre Naturaleza la que decida cuándo podemos apagar este fuego”, agregó Lorenzen en conferencia de prensa el martes.
Los vientos Santa Ana son un fenómeno conocido en el sur de California, y han contribuido a algunos de los incendios más devastadoras en la historia de la región. Son vientos que vienen desde tierra adentro y soplan hacia el océano Pacífico y cobran impulso a medida que serpentean por los cañones y valles de la región.
El incendio más grande y más destructivo abarcaba 220 kilómetros cuadrados (85 millas cuadradas) y afectaba al condado Ventura, al noroeste de Los Ángeles. El martes a la noche se aproximaba a la costa del Pacífico aunque había empezado el día anterior a 48 kilómetros (30 millas) tierra adentro.
El incendio atravesó la Carretera 101 y alcanzó una rocosa zona costera al noroeste de Ventura, lo que ocasionó más evacuaciones aunque las autoridades reconocieron que debido a la escasa población y la falta de vegetación ese incendio no era tan peligroso. La carretera no fue clausurada.