El uso político de los niños y los sectores vulnerables, no es novedad.
Con el pretexto de la orfandad o el abandono, miles de niños son protegidos por orfanatos, hospicios o casas hogar.
El Estado proporciona una cantidad determinada para su hospedaje y alimentación; y para algunos vivillos, representa un gran negocio.
Similar situación ocurre con el sistema de guarderías.
El esquema de Guardería en el campo, incluye cuatro servicios: Fomento de la Salud, Alimentación, Pedagogía y Administración.
Una estancia infantil es un espacio dedicado al cuidado y atención infantil, operado por alguna persona responsable que, de acuerdo a la reglamentación vigente en México, ha sido capacitada por el DIF infantil y Sedesol.
Pero hay otro formato: los albergues tutelados.
Son casas hogar que reciben niños y jóvenes sin hogar y viven tiempo completo en estos albergues.
Ahí comen, duermen, se educan y conviven.
En el submundo de la protección a la niñez desvalida, ancianos y personas con incapacidad, circulan muchos millones, pero en el estado de Chihuahua, hay otro interés más profundo… LA DOGMATIZACIÓN FORZADA.
Les cuento.
En una reunión a la que convocara la señora María Eugenia Galván, presidente del DIF estatal, y por cierto, mamá de la gobernadora Maru Campos Galván, acudieron los titulares de todos estos centros de amparo y resguardo a los desposeídos.
Se suponía irían a firmar un acuerdo con el gobierno, a través del DIF, pero para ingresar a tal reunión, les exigían firmar un documento, ¡a ciegas!, en el que se comprometían a entregarle al grupo SALECIANO, su población asistida, para darles ellos el apoyo alimentario, psicológico y educativo, bajo el rigor de la doctrina católica.
Y que al final del día, los niños y jóvenes regresarían a sus albergues originales.
No se trataba de una sugerencia.
Era una instrucción de la presidente del DIF estatal, María Eugenia Galván, mamá de la gobernadora, ahora transformada en la figura moderna de Torquemada, cuya sentencia era…
“A aquellos que se resistan a aceptar esta instrucción, los despojaremos de todos los niños y jóvenes que tengan bajo su cuidado”.
Obviamente los operadores de los albergues tutelados que son de otras religiones, se sintieron agredidos.
Se presume que convivimos en un estado laico, donde el país funciona de manera independiente de cualquier organización o confesión religiosa o de toda religión, a diferencia de los Estados confesionales, y en el cual las autoridades políticas no se adhieren públicamente a ninguna religión determinada y en el cual las creencias religiosas no deben influir sobre la política nacional.
Y por consecuencia, estatal.
Adoctrinar forzadamente bajo el dogma que sea, es anticonstitucional.
Repruebo enfáticamente este intento de retornar a los axiomas de la santa inquisición, y denuncio abiertamente este propósito provocador, intolerante y sectario.
Así no, Maru. ¡Así no!
CARTAPACIO
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