La mayoría de estas familias son canalizadas por el Instituto Nacional de Migración (INM) y son rescatadas a lo largo del bordo del Río Bravo mientras intentan cruzar hacia los Estados Unidos. Algunas de ellas recién llegadas a la frontera, son interceptadas en distintos puntos de la ciudad o en el tren.
El campamento, ubicado entre las calles Ing. David Herrera Jordán y Moctezuma, se divide en tres carpas especializadas. La primera da refugio a madres solteras con hijos pequeños, la segunda a familias completas y la tercera a padres solteros con hijos adolescentes o mayores.
González Reyes dijo que el objetivo principal de este refugio es proporcionar ayuda humanitaria a estas familias en situación de movilidad, asegurando que su proceso sea ordenado y que puedan permanecer en un espacio digno mientras resuelven su situación migratoria.
Aunque las familias tienen libertad de movimiento dentro y fuera del campamento, se ha implementado un sistema de identificación mediante pulseras para garantizar que solo las personas autorizadas accedan al recinto.
González Reyes destacó la rotación en el número de residentes del campamento, ya que algunas familias salen de inmediato con la intención de entregarse a las autoridades de migración del país vecino.
Las nacionalidades predominantes entre los residentes son venezolana, hondureña, salvadoreña, colombiana, guatemalteca y mexicana; éstos últimos son connacionales desplazados de sus lugares de origen.
El defensor de derechos humanos reiteró que esta iniciativa conjunta busca proporcionar un entorno seguro y digno para las familias en situación de movilidad, mientras avanzan en la gestión de sus trámites migratorios.