EL RACISMO NO DISPARA SOLO

P’S CADA QUIEN Por Sonia Espino

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Hace unos días fuimos testigos de la sentencia final para Patrick Crusius, reavivando así una de las escenas más crudas en la vecina ciudad de El Paso, Texas.

Crusius, en un ataque racista el 3 de agosto de 2019, asesinó a 23 personas y dejó heridas a 22 más. Motivado por un odio racial y con apenas 21 años, este personaje causó desolación a una ciudad entera.

Patrick Crusius manejó desde su residencia en Dallas, Texas, con la finalidad de “defender a su país de un reemplazo cultural y étnico provocado por una invasión de hispanos”, expresando también su deseo de iniciar una guerra racial.

El ataque, que duró aproximadamente 20 minutos, tenía como objetivo matar al mayor número de mexicanos posible, convirtiendo tristemente esta masacre en la octava más mortífera en la historia de los Estados Unidos.

Algunos familiares de las víctimas y sobrevivientes de aquel fatídico día esperaban una sentencia más dura, mientras que otros, resignados de saber que nada ni nadie podrá regresarles a sus seres amados, decidieron insultar su crimen ofreciéndole a Crusius EL ABRAZO DEL PERDÓN.

La ciudad aún recuerda con dolor aquel suceso, que sin duda se quedará grabado en la mente y en el corazón de todos los residentes y fronterizos, ya que sabemos que estamos expuestos a que, en cualquier momento, pueda ocurrir nuevamente algún hecho parecido.

Estamos a merced de personas que, llevadas por ideas extremas y erróneas, terminan con vidas inocentes.

¡AQUÍ TODOS PERDIMOS! Crusius terminó, de cierta forma, con su vida y con su libertad, tras 90 condenas perpetuas sin derecho a libertad condicional, encerrado en una celda y en completo aislamiento.

Pero, aun así, no está solo… lleva consigo la muerte de 23 personas, el dolor de sus cercanos —consciente o no, ahí están— y la intranquilidad que nos dejó a toda una comunidad al mostrarnos esta fragilidad.

Mientras tanto, la población, que no es ajena a tal desgracia, sigue recordando con profundo pesar la memoria de esas víctimas inocentes, y pidiendo por la tranquilidad de las almas de todos los familiares que quedaron con una herida permanente.

Y con la siguiente frase de aliento, #ElPasoStrong, tratamos de mostrar de alguna manera nuestro apoyo para que sientan, aunque sea un poco, el cobijo de su comunidad.

Pongamos ojo en esto: el “odio racial” no es un tema aislado; viene de todos lados, para todos y por todos.

¿O qué? ¿Como mexicanos estamos orgullosos de nuestros grupos étnicos? —solo por nombrar algún sector—… no’más pregunto.

¡Pongámonos truchas! El racismo es racismo.

“El buen juez, por su casa empieza.”

Pero… p’s cada quien.

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