A través de la historia se han llevado éxodos y migraciones. Quizá desde la existencia del hombre sobre la tierra (Abraham y la tierra prometida). Estos fenómenos sociales son producto de múltiples factores, en su mayoría religiosos (fanatismo); políticos y de sobrevivencia. México por tiempo atrás, ha recibido inmigrantes de distintas nacionalidades.
Españoles que migraron cuando el presidente Francisco Franco los persiguió. Menonitas buscando asentar su trabajo y religión sin ser molestados; chilenos que huyeron del gobierno militar de Pinochet. También coreanos que han llegado en busca de comercio y hoy tienen un poder muy importante en México. Sin olvidar a la comunidad judía. Todo lo anterior sorprende por el álgido tema de estas semanas de las caravanas centroamericanas. La pregunta quién está detrás de este fenómeno social. ¿El hambre y el miedo? ¿La promesa de llevarlos al sueño americano? Su utilización como arma política.
En fin, hay muchas especulaciones, lo cierto es que nuestros paisanos centroamericanos, aprovecharon la coyuntura, para bien o para mal y se la jugaron. Cinco mil o diez mil, hondureños, guatemaltecos, salvadoreños, etcétera, no desestabiliza, ni a México y mucho menos a EUA. Lo que, si es cierto que, dependiendo del manejo a esta migración ilegal, se puede fomentar una marabunta mayor. Hoy en el continente europeo se reciben a diario migrantes africanos e islámicos, que huyen de sus regiones y esto enardece a un sector importante de europeos, por los apoyos económicos que sus gobiernos les brindan a estas masas humanas.
Se le olvida a Donald Trump, que EUA, es un país formado a través de los años por inmigrantes europeos. Luego por los esclavos negros que se trajeron secuestrados de su entorno y hoy por millones de hispanos y otras razas. Son fenómenos de siempre han existido y existirán, mientras haya vida en la tierra. Al tiempo. José Luis Rodríguez Chávez.