Dentro de las múltiples perversiones en las que se desempeña la naturaleza humana, están los lineamientos de participación política contenidos en la ley electoral mexicana.
Plagada de “candados”, que limitan a los aspirantes a cualquier cargo público; o privilegios que sugieren libertades, para el acercamiento e implicación de cualquier ciudadano a la política, en un espacio aparentemente democrático, produce siempre reacciones tendientes a romper la ley, brincarla, o hacer caso omiso de ella.
Aberrante, por ejemplo, que señalen un tiempo fatal para poder expresar tu intención de participar, de dar a conocer tus propuestas y decirle a la gente tu proyecto.
Te encajonan en una asfixiante gaveta denominada PROCESO ELECTORAL.
Donde puedes ser descalificado…
- Si antes del procedimiento señalado en la ley, te andas moviendo.
- Si no cumples los aberrantes requisitos contenidos en las “reglas del juego”.
Entre otros, sólo si eres postulado por un partido político.
Porque si quisieras ir por la libre, te enfrentas ante la imposibilidad de aparecer en la boleta electoral por el titipuchal de condiciones y exigencias que te condicionan y restringen para evitar que le hagas mosca a la fauna política ortodoxa.
No me detendré en mencionar todos los muros de contención que tiene la ley, para evitar que el electorado tenga mejor información de las ideas de los participantes, pues necesitaría escribir una obra de varios tomos de tan extenso que es el tema.
Solo señalaré un punto clave.
La ley electoral, con mucha claridad ordena a los gobernantes:
Abstenerse de hacer eventos públicos de entrega de beneficios.
Sólo permite la ley difundir y propagar asuntos de salud, educación, cultura y Protección Civil, ¡Nada más!
Y todos, se brincan olímpicamente, esta disposición, para llevar el agua a su molino.
Y digo todos, ¿eh?
Veamos.
Primero, la gobernadora de Chihuahua, distraída por todo un año entre actividades políticas, viajes y chingaderitas sin importancia, que la alejaron de sus ofrecimientos a la población de la frontera, aparece, de pronto, entregando, según sus palabras, un ofrecimiento hecho en campaña.
Pero, justo en la veda electoral, para ganar la indulgencia popular, justo ahora, es cuando decide traer una flotilla de camiones para arrancar el sistema BRT2, aunque fuera cojo, pues el servicio óptimo es de 230 vehículos.
El segundo caso, es el del presidente López Obrador, que no para en la entrega de obras en el interior del país, y utiliza la mañanera para aporrear al “BLOQUE CONSERVADOR”.
Espacio informativo que le sirve a su vez, para defenderse de los mandobles que le atizan sus detractores, difundiendo fake news, como la de aterrorizar a los pensionados con el rumor de que AMLO, prepara su salida como presidente, robándole 45 mil millones de las AFORES a los mexicanos.
Es de todos conocido, que justamente hoy, se define con precisión como estaría el fondo del Bienestar que se depositará en las arcas del Banco de México, con el dinero de las cuentas inactivas de las AFORES, y la lana que se ha juntado en el Instituto para devolverle al pueblo lo robado.
Socarronamente, el presidente, ha estuvo explicando con bolitas y palitos la perversidad de esta denuncia mediática.
La cosa es que las afores o sea los bancos, manejan entre todas ellas, 6 billones de pesos, y entre esos 6 billones hay 40 mil millones de cuentas inactivas, y ese dinero por ley lo deben entregar al IMSS, pero obvio, los mediocres banqueros, (así los calificó Xóchitl Gálvez), no quieren que esto ocurra, porque les quita rendimientos. Ese dinero es el que va a ser el capital semilla del Fondo del Bienestar.
La controversia está que echa chispas. Pero…
¿Por qué justo en la veda electoral?
Para mí, no tiene nada de malo que los gobernantes entreguen los beneficios que traen a la población, y que desarrollen sus programas hasta el término de sus funciones.
Que lo hagan sin limitaciones estúpidas.
El tercer caso es el tema municipal.
Es curioso que también en los tiempos de veda electoral, se realice el ejercicio de votación por los proyectos que aspiran el patrocinio del PROGRAMA MUNICIPAL DEL PRESUPUESTO PARTICIPATIVO.
La efervescencia popular de la jornada de votación, le atrajo simpatía al alcalde, para entrar calentito en el próximo arranque de campaña, y obvio, es carnita sacada del novedoso truco de disfrazar el programa en una túnica de candor ciudadano.
Los tres ejemplos, me parece que son válidos.
¿De qué sirve pues, la restricción de la ley?
Nomamespancho…
Ojalá tuviéramos candidatos con propuestas legislativas tendientes a perfeccionar el sentido de participación política sin cortapisas.
CARTAPACIO
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