En el corazón de una bulliciosa zona de comercio ambulante, se encuentra un pequeño tesoro gastronómico que los amantes del taco no deberían pasar por alto: El Califa de León. Este modesto local, con dimensiones apenas de 6 x 4 metros, se convierte en el escenario de una experiencia culinaria auténticamente mexicana, donde la sencillez y el sabor son los protagonistas.
Para los amantes del lugar, una buena noticia: fue galardonado con una estrella Michelin.
Una configuración única
El espacio de El Califa de León es una cápsula de tiempo y tradición. Rodeado de puestos ambulantes, el local opera con una gran parrilla que ocupa casi todo el espacio visible. Aquí, el proceso es simple pero efectivo: cuatro personas se encargan de mantener la magia viva. Una persona se dedica a preparar las tortillas a mano, exclusivamente de maíz, otras dos personas cocinan y ensamblan los tacos con destreza, y una más se encarga de la cobranza. La manteca y la sal de grano son esenciales. No hay asientos; los comensales comen de pie, apoyándose en una única barra donde también hacen su pedido. En El Califa de León, el espacio es limitado, pero la experiencia es inmensa.
Respeto y tradición
En este lugar, la etiqueta es clara: aunque el espacio es reducido, está prohibido sonarse la nariz, como una muestra de respeto hacia los demás. La proximidad invita a compartir no solo un espacio sino también la experiencia de disfrutar de algunos de los mejores tacos de la región.
Un menú concentrado en la calidad
El menú de El Califa de León es conciso pero impresionante. Ofrece cuatro tipos de carne: bistec, chuleta, y costilla, que se sirve tradicionalmente en dos tacos, y la ‘Gaonera’, el platillo estrella. Nombrada en honor a Rodolfo Gaona, un famoso torero del siglo pasado conocido como ‘El Califa de León’, la Gaonera es un filete suave y jugoso que captura la esencia del legado de Gaona. Es, sin duda, una experiencia que hace honor a su nombre. Como complementos, dos salsas: verde y roja. Y párale de contar.
Consejos para visitantes
Un detalle importante para los visitantes es el costo: a pesar de su apariencia sencilla, comer en El Califa de León puede ser una inversión, especialmente si se llega con hambre. Es fácil gastar entre 300 y 500 pesos por persona, dado el irresistible deseo de probar cada variedad de taco. Si tomas en cuenta de que una gaonera te puede durar tres mordidas, y te puedes comer fácilmente cinco, así que ve sacando la cartera.
El Califa de León: homenaje a Rodolfo Gaona
El Califa de León es más que un simple taquería en el vibrante panorama gastronómico de México; es un tributo viviente a una de las figuras más icónicas del toreo mexicano, Rodolfo Gaona. Apodado “El Califa de León”, dejó un legado impresionante en el mundo del toreo durante los primeros años del siglo XX, y esta taquería honra su memoria de una manera única y deliciosa.
Rodolfo Gaona y su legado
Rodolfo Gaona, nacido en 1888 en León, Guanajuato, es una leyenda en la historia de la tauromaquia mexicana. Fue conocido por su estilo audaz y su habilidad excepcional en la arena, lo que le valió el sobrenombre de “El Califa”. Su técnica y carisma no solo lo convirtieron en un héroe nacional, sino que también ayudaron a popularizar la tauromaquia en México.
Gaonera: La estrella del menú
En El Califa de León, el platillo estrella, la “Gaonera”, lleva el nombre de una de las suertes más famosas de Gaona. Esta maniobra, donde el torero atrae al toro con una suerte de capote, es simbólica de la elegancia y el riesgo que caracterizaban a Gaona. En la taquería, la Gaonera es un filete de carne suave y jugosa, servido en tacos, que captura la esencia de la excelencia y el arte del nombre que lleva.
Cultura y cocina: Un vínculo inquebrantable
Al nombrar uno de sus tacos más especiales en honor a Rodolfo Gaona, El Califa de León no solo celebra la historia del toreo, sino que también fortalece el vínculo entre la cultura mexicana y su cocina. Este plato no es solo una comida; es una experiencia que invita a los comensales a reflexionar sobre la rica historia y las tradiciones que continúan influyendo en la sociedad mexicana.
Visitar El Califa de León ofrece más que un simple acto de comer. Es participar en un ritual de memoria y homenaje, una forma de conectar con el pasado y celebrar las figuras que han moldeado la identidad cultural de México. Aquí, cada bocado es un recordatorio de que la comida y la cultura están eternamente entrelazadas, alimentando tanto el cuerpo como el espíritu.
Menú y precios
Bistec: $53
Costilla: $82
Gaonera: $70
Chuleta: $82
Coca Cola: 355 ml – $35
Boing: 340 ml – $35
Sidral: 355 ml – $35
Sidral Light: 355 ml – $35
Estos precios ya incluyen el IVA, lo que facilita a los comensales manejar su presupuesto sin sorpresas adicionales. La variedad del menú, que incluye opciones clásicas como bistec y costilla, así como especialidades como la Gaonera y la chuleta, asegura que hay algo para satisfacer a todos los paladares.
Horarios de servicio
El Califa de León ofrece sus delicias casi todo el día, desde las 11:00 AM hasta las 2:00 AM, lo que lo convierte en un destino ideal tanto para un almuerzo tardío como para una cena nocturna o un antojo de medianoche.
Apreciación personal
Visitar El Califa de León es mucho más que alimentar el cuerpo; es una celebración de la cultura y la historia culinaria de México encapsulada en un pequeño rincón vibrante y auténtico. La experiencia es intensamente local, con el aroma de la manteca y el maíz fresco llenando el aire, creando un vínculo tangible con cada bocado y cada historia compartida al calor de la parrilla.
Y una última anécdota. Poco antes de la pandemia fui a comer al Califa de León, a eso de las 6 de la tarde, el local estaba prácticamente vacío; después de tres gaoneras y un bistec, que me comí en la única barra que existe en el local, y en la que cabrán unas tres personas, me fui. Y olvidé en el piso, junto a cajas de refresco, mi mochila, con mi computadora, mi iPad y todo lo que cargo en el día a día. Iba a Ecatepec. Cuando llegué a casa de Nelly me di cuenta de que no traía mochila. Regresé como desaforado, pero el trayecto completo fue de más de una hora y media. Al llegar, El califa de León estaba lleno. Me hice espacio entre la gente, mientras la señora encargada de hacer las tortillas me veía con extrañeza. “Es que olvidé mi mochila”, le dije, y la tomé. ¡Estaba ahí! Una hora y media de comensales en esa taquería son muchos comensales, y nadie tomó lo que yo había dejado por distraido. Cada vez que tengo un antojo de algo especial, dirijo mis pasos a l Califa de León, será por eso que me dio tanto gusto saber la noticia de la estrella Michelin. Hay cocinas en esta ciudad que son como tu casa. Y esta es una de ellas.
Para los amantes de la comida mexicana, un viaje a El Califa de León no es solo una parada más, es una experiencia que cuando la conoces, regresas una y otra y otra y otra y otra vez. Por ahí nos vemos.