De entrada, una definición: ¿Qué es masculinidad?
La masculinidad se define como el conjunto de atributos, valores, comportamientos y conductas que son característicos del hombre en una sociedad determinada.
Las Nuevas Masculinidades son una corriente de pensamiento que cuestiona la masculinidad hegemónica y busca promover relaciones “más equitativas y libres de violencia”.
Veamos.
La masculinidad hegemónica se refiere a las conductas tradicionales y dominantes asociadas a ser hombre, como la idea de que “los hombres no lloran” o deben ser siempre valientes.
Las Nuevas Masculinidades surgen como alternativa a esta visión rígida y proponen modelos más diversos y reflexivos.
Objetivos de las Nuevas Masculinidades:
Diversidad de identidades: Reconocen que no existe una única forma de ser hombre y promueven la aceptación de diferentes expresiones de género.
Auto-reflexión crítica: Invitan a los hombres a cuestionar sus propias actitudes y roles tradicionales.
Solidaridad con el feminismo: Buscan colaborar con las luchas feministas para lograr una sociedad, según ellos, más igualitaria.
Acciones y desafíos:
Los hombres que adoptan Nuevas Masculinidades pueden:
Expresar emociones sin temor.
Cuestionar la homofobia y la misoginia.
Compartir responsabilidades domésticas y cuidado de hijos.
Sin embargo, enfrentan desafíos al romper con normas arraigadas.
Impacto:
Las Nuevas Masculinidades contribuyen, dicen, a reducir la violencia de género y a construir relaciones más saludables.
Aunque aún en desarrollo, su influencia es relevante en la actualidad.
En teoría, las nuevas masculinidades apuestan por las relaciones entre iguales, rechazando las desigualdades y siendo conscientes de los privilegios que implica ser hombre en la sociedad en la que vivimos.
Al parecer, quieren romper con la cultura de la desigualdad y ser aliados contra todas las formas de violencia contra las mujeres.
Sin embargo, los promotores de este concepto, trabajan al mismo tiempo con otro discurso paralelo.
Que lo esparcen entre las feministas radicales, quienes se ostentan como las “reivindicadoras” de la mujer.
El propósito es reblandecer la potestad masculina, aduciendo que es el fin del “patriarcado” y el imperio “machista”.
El problema es que el tema ha permeado en la sociedad, de tal forma, que a este propósito se han adherido, legisladores, fiscales, jueces y ministros. Según esto, para guardar un equilibrio entre los hombres y mujeres.
Pero el efecto ha sido excesivo, y ahora, la mujer, al sentir la protección judicial, abusa contra sus parejas, y contra los varones en general, al percibir la sobreprotección, judicial.
Cuántas mujeres conoce usted, violentas, retadores, provocadoras, que golpean a su pareja y le gritan… “¡pégame, pendejo!, a ver a quién le creen en fiscalía”.
Y bajo el rigor judicial, extorsionan al cónyuge, concubino o amante; y lo someten a su dominio.
Nuevas Masculinidades, a mi juicio, sirven a la dominación y control futura del hombre.
CARTAPACIO
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