Las formas de corrupción varían, pero las más comunes son el uso ilegítimo de información privilegiada y el patrocinio; además de los sobornos, el tráfico de influencias, las extorsiones, los fraudes, la malversación, la prevaricación, el caciquismo, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo, la impunidad, y el despotismo.
La corrupción facilita a menudo otro tipo de hechos criminales como el narcotráfico, el lavado de dinero. Esta conducta se remota a la época prehispánica. Donde se llevaban a cabo algunos de estos actos de corrupción. Durante la colonia española, se definieron más estos males. Uno de ellos llevado a cabo por la Santa Inquisición. Así es como nuestra nación, México, a través de sus “transformaciones” sociales, consolida todas estas conductas criminales.
Hoy la corrupción amparada por la impunidad, convierte a la sociedad mexicana en esclava de estos males. No hay institución que no esté permeada por estos vicios. Para mal se ha venido definiendo estás conductas en la cotidianidad de la vida del mexicano. La idea es chingar a quien se deje, ” haiga sido, como haiga sido”. Al fin que el pueblo aguanta. Y si aguanta, pero apropiándose de la misma anticultura de la corrupción. Ojo por ojo, diente por diente.
Nuestra nación avanza, escala, para ubicarse entre las naciones de mayor crecimiento en materia de corrupción. Es más, parecería exagerado, pero exportamos corrupción al mundo. Por eso es que este mal, cáncer de la corrupción, corroe las entrañas de todo México.
La corrupción un remedio infalible. José Luis Rodríguez Chávez.
