¿Aumenta el riesgo de alacranes por el calor?

Estudios científicos y datos de salud pública confirman que las altas temperaturas aumentan el riesgo; estos son los 6 estados con más casos registrados

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La respuesta es sí.

Diversos estudios científicos y datos epidemiológicos confirman que las altas temperaturas están asociadas con un aumento en las picaduras de alacrán en México. Este fenómeno ha sido documentado tanto por instituciones académicas como por organismos de salud pública, que advierten que el calor favorece el comportamiento activo de los alacranes y su contacto con los humanos.

A continuación, se explica con detalle el respaldo científico sobre esta afirmación.

Aumento de actividad con el calor

Los alacranes son ectotermos, es decir, su temperatura corporal depende del ambiente. Durante los meses cálidos, aumenta su metabolismo y su actividad locomotora, lo que los lleva a buscar alimento y refugio con mayor frecuencia. Este comportamiento incrementa las probabilidades de que entren en contacto con personas, sobre todo en zonas urbanas y rurales donde hay viviendas mal selladas o con acumulación de materiales.

Los registros epidemiológicos del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE) muestran que los casos de picaduras de alacrán se incrementan notablemente entre los meses de marzo y septiembre, cuando las temperaturas son más altas en gran parte del país. Por ejemplo, en estados como Guerrero, Morelos, Jalisco, Durango y Nayarit, los servicios de salud reportan picos en los casos justo al inicio de la temporada de calor.

Evidencia en estudios científicos

Un estudio publicado en la revista Toxicon en 2017 analizó la relación entre variables climáticas y la incidencia de picaduras en México, concluyendo que la temperatura ambiente y la humedad relativa son predictores significativos del número de casos reportados (Toxicon, 2017, Vol. 135, pp. 13–18).

La presencia de alacranes dentro del hogar aumenta durante el calor, especialmente en zonas mal selladas

Asimismo, investigaciones del Instituto de Biotecnología de la UNAM han demostrado que el aumento térmico afecta directamente los patrones circadianos de los alacranes, haciéndolos más activos durante la noche, justo cuando la gente suele estar en casa y más expuesta.

Diversos expertos alertan que el calentamiento global puede estar intensificando el problema. Las olas de calor prolongadas, junto con cambios en los patrones de precipitación, han expandido el rango geográfico de varias especies de alacranes, incluyendo las más peligrosas del género Centruroides. Según un reporte del IPCC y estudios regionales, se proyecta que esta tendencia continúe, aumentando el riesgo en zonas donde antes no se registraban casos.

Aumento de reportes en zonas urbanas

Aunque tradicionalmente se asocia la picadura de alacrán con zonas rurales, en la última década ha habido un incremento de casos en zonas urbanas. Esto se atribuye al crecimiento urbano desorganizado, la deforestación y el cambio en los hábitats naturales de los alacranes. El calor en estas zonas, combinado con la basura acumulada y los escombros, crea un entorno propicio para su refugio.

Según informes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en 2023 se registraron más de 300 mil casos de picaduras, con un aumento del 12% respecto al año anterior, concentrándose los reportes entre mayo y agosto. La Secretaría de Salud ha reforzado campañas preventivas en comunidades vulnerables, especialmente en regiones con clima cálido-seco o tropical.

¿Qué especies son más peligrosas?

En México existen al menos 281 especies de alacranes, de las cuales alrededor de 8 a 12 son peligrosas para el ser humano, todas del género Centruroides. Estas especies son más activas en temporadas cálidas y sus poblaciones tienden a aumentar en ambientes con temperaturas superiores a los 28 °C.

El veneno de estas especies puede provocar síntomas como dolor local intenso, sudoración, náuseas, hipertensión y, en casos graves, insuficiencia respiratoria. El calor no solo aumenta la incidencia de picaduras, sino que también puede favorecer una respuesta fisiológica más severa en personas vulnerables, como niños y ancianos, debido a la deshidratación y el estrés térmico.

Medidas preventivas recomendadas

Las autoridades sanitarias recomiendan una serie de medidas para prevenir las picaduras durante la temporada de calor, como:

Sacudir ropa y calzado antes de usarlos.

Sellar rendijas en puertas y ventanas.

Evitar acumulación de escombros y leña cerca de las viviendas.

Usar mosquiteros, especialmente en zonas endémicas.

Importancia del suero antialacrán

México es uno de los pocos países del mundo que produce suero antialacrán eficaz, especialmente el elaborado por el Instituto Bioclón. Su aplicación oportuna ha reducido notablemente la mortalidad por picaduras, que hoy en día es inferior al 0.05%.

Los niños son los más afectados, representando hasta el 50% de los casos atendidos en hospitales. Su menor masa corporal los hace más vulnerables a las toxinas. Durante el verano, las guarderías y escuelas rurales implementan campañas específicas de prevención.

Un análisis retrospectivo de datos entre 2000 y 2020 realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) muestra una correlación clara entre temperatura mensual y número de casos registrados, lo que ha permitido desarrollar modelos predictivos para anticipar brotes.

Datos por entidad federativa

Los estados con más casos son:

Guerrero

Jalisco

Michoacán

Morelos

Durango

San Luis Potosí

Estas entidades coinciden con climas cálido-secos y tropicales, y tienen infraestructura urbana irregular que facilita el contacto entre humanos y alacranes.

Modelos climáticos y epidemiológicos sugieren que, si las tendencias de calentamiento continúan, más estados del norte, como Chihuahua y Coahuila, podrían ver aumentos significativos en los próximos 10 años.

En comunidades con viviendas precarias o sin acceso a servicios básicos, las altas temperaturas intensifican el riesgo, ya que las personas tienden a dormir en el suelo o con ventanas abiertas, facilitando el ingreso de alacranes.

Los programas de salud comunitaria han demostrado ser efectivos cuando se combinan con educación ambiental, limpieza del entorno y el uso de tecnología como trampas y detectores.

Actualmente, hay investigaciones en marcha para desarrollar repelentes naturales y sensores térmicos que ayuden a prevenir picaduras, así como mejores estrategias de mapeo de riesgo basadas en inteligencia artificial y datos climáticos en tiempo real.

En definitiva, la ciencia confirma que el calor sí incrementa el riesgo de picaduras de alacrán en México, al favorecer la actividad del arácnido y su interacción con el entorno humano. Este problema, lejos de ser anecdótico o estacional, representa un desafío constante para la salud pública, que se intensifica con el cambio climático y la expansión urbana.

Referencias adicionales:

Instituto Nacional de Salud Pública: https://www.insp.mx

Organización Panamericana de la Salud: https://www.paho.org

¿En tu comunidad se han incrementado los casos de alacranes con el calor? Cuéntanos tu experiencia.

¿Crees que las autoridades están haciendo lo suficiente para prevenir estas picaduras?

¿Sabías que México tiene uno de los sueros antialacrán más efectivos del mundo? Comparte esta información.