El Barcelona no tuvo piedad

El equipo blaugrana exhibió contundencia en el ataque para golear a los merengues y avanzar a la final de la Copa del Rey

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El Barcelona capitalizó todas las fallas del Real Madrid en el ataque, y con Luis Suárez como protagonista, sentenció la eliminación de los merengues en la Copa del Rey, y les propinó un revés emocional para el partido de liga del próximo sábado.

Vinicus volvió dejar en evidencia sus mejores dotes, así como sus defectos más desmesurados: genera mucho, y acaba poco. Tuvo dos jugadas colindantes al minuto 36’ para poder abrir el marcador, pero su falta de serenidad cuando se presentan esas ocasiones, dejó con el grito de gol en la punta de la lengua a todo el Bernabéu.

En la primera tuvo un mal control, y entregó a Benzema un auténtico ‘melón’ que acabó con su ventaja posicional, y en la segunda, falló en el área chica un esférico que únicamente necesitaba una ligera cachetada para ir con dirección a las redes. El mismo relato se repitió en la segunda mitad, una y otra vez.

Faltó en la mayoría de los blancos la convicción de Reguilón, el lateral dio un partidazo, y en ocasiones su mismo empuje lo llevó a la delantera. Una de las más claras la tuvo el juvenil, pero Ter Stegen con una gran atajada mantuvo el cero en su meta.

El Barça se percató de que su mejor manera de sentir comodidad era a través de su especialidad, los pases de primera intención y las triangulaciones, aprovechando el ancho del campo.

Los catalanes fueron adelantando líneas hasta que lograron hacerse de un control relevante, pero no tan incómodo para los locales, que a ratos podían tener buen trato con la pelota o generar contragolpes, mismos que no fueron capaces de capitalizar.

Las que tuvo el Barça, no la malgastó. Temprano en el segundo tiempo, Alba filtró pase por la izquierda a Dembelé que dejó atrás a Carvajal y le puso a Suárez una diagonal en el centro para que el charrúa remató de derecha para vencer a Keylor Navas.

El primer tanto culé obligó al Madrid a dejar espacios para buscar igualar. Así cayeron el segundo, y el tercero. Todos con la participación de Luis Suárez, el definitivo de penal, al estilo ‘Panenka’, reflejo de la certidumbre y autoridad que quiso dejar en evidencia el cuadro de Ernesto Valverde en terreno enemigo.

La Casa Blanca se derrumbó. Es un campo que recibe los triunfos del Barcelona, como un demonio el agua bendita. Con este dejo, los madrileños tendrán que ir a reposo, para intentar reinventarse en su próximo combate, que está a la vuelta de la esquina, y ante el mismo rival.